El otoño es la estación que presenta una mayor variedad cromática en el paisaje. Los bosques de hoja caduca: hayas, castaños, robles, avellanos, arces, álamos, chopos.. se llenan de intensos ocres, rojos y amarillos. Con lagunas y monasterios escondidos en su interior o atravesados por ríos que los recorren con bravura, adentrarse en estos bosques y fundirse con su naturaleza es un experiencia única.
Aprovechando la llegada del otoño, aquí te proponemos 11 bosques para que vayas de excursión y disfrutes de la belleza de esta estación en toda su esplendor






Sierra de Urbión y Laguna Negra, Soria
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Según cuenta una leyenda, la Laguna Negra, en la sierra de Urbión, no tiene fondo. También se dice que se comunica con el mar por corrientes subterráneas o que hay un ser que vive en el fondo y devora todo lo que cae en ella. En otoño las hayas tiñen sus hojas de intensos rojos y amarillos, que contrastan de una forma mágica con las aguas oscuras de la Laguna
Hayedo de Otzarreta, en Zeanuri (Vizcaya)
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No será difícil encontrarnos con numerosos fotógrafos, sobre todo en otoño, ya que aquí se encuentra una de las hayas más fotografiadas de la cornisa norte. Ubicado dentro del Parque Natural del Gorbea, debemos sentirnos afortunados si coincide nuestra visita con un día de niebla, ya que el bosque se tornará, además de fascinante, en un lugar misterioso y melancólico. Las ramas de estas hayas, al contrario que suele suceder, no crecen de manera horizontal, sino verticalmente, como si saludasen al cielo.
Hayedo de Montejo, Madrid
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Con el fin de preservar su belleza (y su magia), el control de acceso para visitar este hayedo está restringido a un número determinado de visitantes por día. Una leyenda muy extendida cuenta que las hadas que habitan en este bosque engatusaban a los visitantes mediante sus cánticos para llevarlos a una cueva cercana y convertirlos en lagartijas y petirrojos para dotar de mayor número de habitantes al entorno y que fuera éste un bosque más vivo y tuviera más encanto.
Fragas do Eume, La Coruña
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Es un bosque atlántico de ribera y apenas vive gente en la extensión que ocupa, lo que le confiere un estado prácticamente salvaje. Se dice además que los duendes lo recorren a pocos metros de los turistas, saltando a su lado sin ser vistos. No olvidemos que Galicia es tierra de leyendas y seres mitológicos. Precisamente una hermosa leyenda sigue viva a través de los habitantes del lugar y que explica el porqué de las aguas bravas del río Eume. En mitad del bosque nos encontraremos con otra sorpresa, el monasterio de Caaveiro, con más de 10 siglos de historia y rodeado de cascadas y ríos.
Muniellos, Asturias
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Presume, y con razón, de ser el mayor robledal de España. Además de poder disfrutar de una tranquilidad absoluta, encontramos ríos y lagunas que son el hábitat perfecto para la fauna del lugar. Al estar declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco, las visitas deben estar previamente autorizadas por la Consejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias, y se permiten un máximo de 20 visitantes por día. De ahí que nos hagamos una idea de lo privilegiado que resulta pasear por este bosque.
Parque de Redes, Asturias
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Más que uno sólo, es toda una exposición de diferentes tipos de bosque. El Parque Natural de Redes tiene además de hayedos, alcornocales, robledales o eucalipto. Pero es el haya el más abundante de la zona. Destaca por contar con una amplia riqueza medioambiental, ya que existen formaciones de origen glaciar y numerosas cuevas. Tal vez por ello sea uno de los lugares preferidos de osos pardo y lobos, que eligen esta zona de Asturias para tener a sus crías.
Hayedo de Jordá, Girona
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Es una zona de hayas dentro del Parque Natural de La Garrotxa. Su rasgo diferenciador del resto de hayedos es que está asentado en la colada de lava del volcán El Croscat, rodeado por colinas y muy cerca del famoso volcán de Santa Margarida. También merece mención especial porque a la altura que se encuentra es muy difícil encontrar este tipo de árboles. Sin embargo, fue gracias a un poema de Joan Maragall dedicado al hayedo y que lleva su nombre por lo que éste se hizo famoso y comenzó a recibir más visitas.
Faedo de Ciñera, León
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El topónimo «faedo» significa hayedo. Se debe a un ejemplar de haya que ha propiciado que éste sea tan famoso y reciba tantas visitas por un ejemplar al que precisamente llaman «Fagus» y que, según unas pruebas científicas cumplió 500 años en el año 2008, por lo que se cree que podría ser el más antiguo del país. De hecho, fue seleccionado para salir en el libro «Árboles, leyendas vivas». Como no podría ser de otra forma, este bosque cuenta con una leyenda, la de la bruja Haedo, que protege del frío y provee a los habitantes de carbón durante los fríos inviernos.
Parque Nacional de Garajonay, La Gomera
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la isla de La Gomera se la conoce como la Costa Rica de Europa por su exuberante naturaleza. Aunque sería imposible elegir uno sólo de sus bosques, el de Garajonay es tal vez el más conocido. La bruma que envuelve este bosque de laurisilva canaria hace que resulte mágico caminar por sus senderos. Sin duda es también el escenario perfecto para conocer la leyenda de Gara y Jonay, un príncipe y princesa aborígenes que estaban enamorados y que, ante la negativa de sus familias a casarse, decidieron terminar con sus vidas juntos antes que vivir separados.

Selva de Irati, Navarra
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La Selva de Irati es el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa, después de la Selva Negra de Alemania. Una inmensa mancha verde de unas 17.000 hectáreas que se mantiene en estado casi virgen. Un bosque que te brindará multitud de sensaciones: el encuentro a solas con la naturaleza, el rumor salvaje del agua entre hayas y abetos, el frescor del río Irati o del embalse de Irabia, el sonido huidizo de los animales y de las hojas caídas en otoño, el olor a los frutos del bosque y la suavidad del manto de hierba que cubre esta joya de los Pirineos