El miedo es verdad que paraliza. El miedo recorta la libertad, a más miedo, menos libertad...y menos posibilidad de ejercer todas nuestras capacidades y potencialidades de modo eficaz. Lo contrario al miedo es la valentía, o el arrojo... es verdad, pero quien lo posea para unas cosas le puede faltar para otras...o puede tener arrojo para cosas no importantes, y sí para las importantes. De todas todas necesitamos cierta valentía, para que la vida (no los negocios) no nos coma.
Hay un antídoto que se ha despreciado durante estas últimas décadas, y que, poco a poco se va viendo lo importante y necesario que era, y me refiero a la esperanza que otorgaba la fe. La esperanza es la convicción de que no pasa nada nunca,...aunque pase!! pues Dios está con nosotros.
Hemos ido quitando poco a poco a Dios de nuestras vidas y, cada día más, se va apoderando el miedo de la gente...creo que no exagero.
Hay miedo a la vida, miedo a las consecuencias de la fidelidad, hay miedo a la enfermedad y a la muerte...hay miedo al sufrimiento....y todo esto hace que la calidad de vida sea mala, baja.
La oración, la fe en Cristo, sin darnos cuenta, nos hacía vivir todas estas realidades de un modo absolutamente distinto...con más sosiego. Hoy no. La gente sufre por sólo pensar que va ha sufrir...
Una pena. El Señor había pensado todo cuando nos regalaba la fe...pero nosotros hemos pensado que lo podíamos mejorar... Cmo no puede ser de otro modo es un grandísimo error intentar corregir al Creador.
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