Plata en los cabellos.
Oro en los dientes.
Piedras en los riñones. 
Azúcar en la sangre.
Plomo en los pies.
Hierro en las articulaciones.
Y una fuente inagotable de "gas natural".
¡Nunca se pensó que a partir de los 40 
se pudiera llegar a tener tanta riqueza!

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