¡Tarde te amé,
hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé.
Tú estabas dentro de mí, yo fuera.
Por fuera te buscaba y me lanzaba
sobre el bien y la belleza
creados por Ti y me olvidaba de Ti.
Tú estabas conmigo
y yo no estaba contigo ni conmigo
Me retenían las cosas.
No te veía, ni te sentía,
ni te echaba de menos.
Pero mostraste tu resplandor
y pusiste en fuga mi ceguera.
Exhalaste tu aliento, y respiré,
y, ahora, suspiro por Ti.
Gusté de ti,
y, ahora, siento hambre y sed de Ti.
Me tocaste
y me abrazo tu paz.
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