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Nace Juan, una voz que grita desde las entrañas


Lc 1,57-66.80
Tres nacimientos celebramos litúrgicamente: el del Señor, el de la Virgen María y el de Juan el Bautista. Sin duda, Juan es un personaje relevante porque se puso a disposición total del Mesías. Lo suyo no fue buscarse una alfombra por la que desfilar para darse importancia o fama, sino allanar el camino al Señor.
Su vida está íntimamente relacionada con la de Jesús. Desde las entrañas maternas, nos invita a la conversión. Juan bautiza a su primo en el Jordán y comienza a declinar para que brille el que es la Luz. Es difícil saber quitarse de en medio en el momento oportuno y hacerlo con delicadeza. Un sacerdote, un catequista, un educador ha de saber cuándo es necesario “desaparecer” para que otros puedan descubrir personalmente a Jesús. Es la tarea de preparar caminos para que otros los recorran. Felicidades el día 24 a todos los Juanes y Juanas.

Como Juan el Bautista, queremos aprender a desaparecer en el momento oportuno para que maduren en la fe aquellos que tenemos a nuestro cuidado. Siempre hemos de señalar al Cordero de Dios, nunca a nosotros mismos.

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