Papá, papá... ¿me llevarías al parque?...
No hijo, ahora no tengo tiempo...
Señor, le he pedido a mi padre que me llevara al parque y me ha dicho que no tiene tiempo...
Señor, he salido a la puerta y fuera había hombres: iban, venían, marchaban, corrían.
Las bicicletas corrían, los coches corrían, los camiones corrían, la calle corría, la ciudad corría. Corrían para no perder tiempo, corrían en persecución del tiempo, para atrapar el tiempo, para ganar tiempo.
Dicen frases como: Hasta luego amigo, perdóname, no tengo tiempo. Volveré a pasar, no puedo esperar, no tengo tiempo. Termino esta carta porque no tengo tiempo. Me hubiera gustado ayudarlos, pero no
tengo tiempo. Imposible aceptar, me falta tiempo. No puedo reflexionar, no puedo leer, me veo desbordado, no tengo tiempo. Me gustaría orar, pero no tengo tiempo.
Tú comprendes, Señor, no tienen tiempo.
De niños tienen que jugar y no les sobra tiempo; dicen siempre: luego, más tarde.
De chiquillos tienen que hacer sus deberes, no tienen tiempo; dicen: luego.
En la segunda enseñanza tienen sus clases y tanto trabajo, no tienen tiempo, dicen: más tarde.
De jóvenes hacen deporte, no tienen tiempo... más tarde. Recién casados tienen su casa, tienen que arreglarla, no tienen tiempo... más tarde.
Ya padres de familia tienen sus hijos, no tienen tiempo... más tarde. De mayores enferman y tienen que cuidarse, no tienen tiempo... más tarde.
Ya están agonizando. No tienen... ¡Demasiado tarde!, ¡Ya nunca tendrán tiempo!.
Así los hombres corren persiguiendo el tiempo, Señor, pasan sobre la tierra corriendo, apresurados, atropellados, sobrecargados, enloquecidos, desbordados, y no llegan a nada jamás, les falta tiempo, a pesar de todos sus esfuerzos, les falta tiempo, les llega incluso a faltar un "montón" de tiempo.
Oh, Señor, Tú has debido equivocarte en tus cálculos, hay un error general, las horas resultan demasiado cortas, los días se hacen demasiado cortos, las vidas son demasiado cortas.
Pensemos un momento en nuestro tiempo, y en qué lo invertimos; no olvidemos que este momento puede ser el último... y el valor se lo ponemos nosotros. ¿Cuánto vale un poco de nuestro tiempo para estar
con nuestro hijo, con nuestra madre o padre, con nuestra esposa, o con quien más queremos?... ¿cuánto vale para ti?.
No lo olvides... ¡la vida es sólo un momento!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario