Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, no puede brotar la vida.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, lo único posible es el miedo.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, aparecen los “espíritus”.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, la rutina lo invade todo.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, no podemos congregarnos en tu nombre.
Danos tu Espíritu, Señor.
Donde no hay Espíritu, se olvidan las cosas esenciales.
Danos tu Espíritu, Señor. Donde no hay Espíritu, no puede haber verdad.
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