“El mismo Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados” (Rom 8,16-17)
ORACIÓN:
Escucha a Cristo que te dice: “Venid a Mí los que estáis cansados”. No acabarás con tu cansancio huyendo. ¿Prefieres acaso, huir de Él, en vez de refugiarte en Él?
Si decides lo primero, búscate antes un lugar donde huir, y después huye. Te conjuro, Oh Dios. Si por el contrario, no puedes huir de Él, porque está presente donde quiera que vayas, entonces, corre y refúgiate en Dios. Sí, refúgiate en Él.
San Agustín
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