ARCA de Venezuela se complace en presentarles la Versión Caribeña del Himno de la JMJ Cracovia 2016 "Bienaventurados los Misericordiosos"
Una iniciativa de la Fundación Artistas Católicos de Venezuela, quienes bajo la Dirección del Pbro. Enrique Alaña (Kike) lograron reunir a un número importante de músicos y cantantes católicos que colaboraron en la grabación de ésta versión.
Producido por Tomas Aquino Font y grabado en @Vocstudios Maracaibo - Venezuela.
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Vive el Domingo de Resurrección, ciclo C
JUAN
20, 1-9
El primer día
de la semana, por la mañana temprano, todavía en tinieblas, fue María Magdalena
al sepulcro y vio la losa quitada. Fue entonces corriendo a ver a Simón Pedro y
también al otro discípulo, el predilecto de Jesús, y les dijo: - Se han llevado
al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto. Salió entonces Pedro y
también el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro. Corrían los dos juntos,
pero el otro discípulo se adelantó, corriendo más de prisa que Pedro, y llegó
primero al sepulcro. Asomándose vio
puestos los lienzos; sin embargo, no entró. Llegó también Simón Pedro
siguiéndolo, entró en el sepulcro y contempló los lienzos puestos, y el sudario, que había cubierto su cabeza,
no puesto con los lienzos, sino aparte, envolviendo determinado lugar.
Entonces, al fin, entró también el otro discípulo, el que había llegado primero
al sepulcro, vio y creyó. Es que aún no habían entendido aquel pasaje donde se
dice que tenía que resucitar de la muerte.
¿DÓNDE
BUSCAR AL QUE VIVE?
La fe en Jesús, resucitado por el Padre, no brotó de
manera natural y espontánea en el corazón de los discípulos. Antes de encontrarse con él, lleno de vida,
los evangelistas hablan de su desorientación, su búsqueda en torno al sepulcro,
sus interrogantes e incertidumbres.
María de Magdala es el mejor prototipo de lo que
acontece probablemente en todos. Según el relato de Juan, busca al crucificado
en medio de tinieblas, «cuando aún estaba oscuro». Como es natural, lo busca
«en el sepulcro». Todavía no sabe que la muerte ha sido vencida. Por eso, el
vacío del sepulcro la deja desconcertada. Sin Jesús, se siente perdida.
Los otros evangelistas recogen otra tradición que
describe la búsqueda de todo el grupo de mujeres. No pueden olvidar al Maestro
que las ha acogido como discípulas: su amor las lleva hasta el sepulcro. No
encuentran allí a Jesús, pero escuchan el mensaje que les indica hacia dónde
han de orientar su búsqueda: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
No está aquí. Ha resucitado».
La fe en Cristo resucitado no nace tampoco hoy en
nosotros de forma espontánea, solo porque lo hemos escuchado desde niños a
catequistas y predicadores. Para abrirnos a la fe en la resurrección de Jesús,
hemos de hacer nuestro propio recorrido. Es decisivo no olvidar a Jesús, amarlo
con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en el mundo de los
muertos. Al que vive hay que buscarlo donde hay vida.
Si queremos encontrarnos con Cristo resucitado,
lleno de vida y de fuerza creadora, lo hemos de buscar, no en una religión
muerta, reducida al cumplimiento y la observancia externa de leyes y normas,
sino allí donde se vive según el Espíritu de Jesús, acogido con fe, con amor y
con responsabilidad por sus seguidores.
Lo hemos de buscar, no entre cristianos divididos y
enfrentados en luchas estériles, vacías de amor a Jesús y de pasión por el
Evangelio, sino allí donde vamos construyendo comunidades que ponen a Cristo en
su centro porque, saben que «donde están reunidos dos o tres en su nombre, allí
está él».
Al que vive no lo encontraremos en una fe estancada
y rutinaria, gastada por toda clase de tópicos y fórmulas vacías de
experiencia, sino buscando una calidad nueva en nuestra relación con él y en
nuestra identificación con su proyecto. Un Jesús apagado e inerte, que no
enamora ni seduce, que no toca los corazones ni contagia su libertad, es un
«Jesús muerto». No es el Cristo vivo, resucitado por el Padre. No es el que
vive y hace vivir.
José Antonio Pagola
Santa María de la Alegría Pascual
Virgen de la fidelidad en medio del dolor y la muerte;
Lámpara que permaneciste encendida cuando muchas se apagaron;
Llama encendida que contagiaste ilusión;
Mujer valiente y orante que siempre creíste a tu Hijo.
LLENA NUESTRO CORAZÓN DE ALEGRÍA PASCUAL.
Hija del Padre que cantaste las maravillas del Dios de la historia
que se pone de parte de los pobres y excluidos;
Mujer nunca resignada ante lo injusto y lo adverso,
pero siempre dispuesta a ver en todas las cosas el paso salvador de Dios;
Caminante discreta que seguías los pasos de tu Señor y Mesías
sin querer robar el protagonismo a los apóstoles de tu Hijo:
LLENA NUESTRA CORAZÓN DE ALEGRÍA PASCUAL.
Mujer heroica por tu saber estar, tu saber hablar y tu saber callar;
Mujer paciente que sabes que las cosas de calidad maduran con el tiempo,
y que al corazón humano no le sirven las prisas y desesperos;
Hermana y amiga que sabes guardar secretos y que sabes, también,
contarle las cosas nuestras a tu Hijo mejor que nosotros mismos por
tu delicadeza y finura:
LLENA NUESTRO CORAZÓN DE ALEGRÍA PASCUAL.
Santa María, misionera empedernida,
que sobre una columna dicen que animaste al bueno de Santiago
que quería regresar a Jerusalén derrotado ante la dificultad de la misión;
Peregrina y emigrante que tuviste que refugiarte en Egipto hasta la muerte de Herodes,
y cambiaste de residencia para vivir tu vejez con tu nuevo hijo,
el discípulo amado;
Mujer ligera de equipaje a quien pudo transportar los ángeles
en tu peregrinaje definitivo al Cielo:
LLENA NUESTRO CORAZÓN DE ALEGRÍA PASCUAL.
Virgen del rosario y la letanía, que has escuchado tantas oraciones nuestras,
unas bien hechas y otras cansadas y somnolientas;
Madre de tantas ermitas, parroquias y santuarios,
que has visto multiplicarse tu nombre en infinidad de advocaciones,
porque todos te consideramos nuestra, y a todos atiendes y esperas;
Reina, cuya única corona somos cada uno de nosotros,
y que te llenas de luces cuando nos ves alegres y felices;
puerta siempre abierta, y teléfono sin contestador,
que no sabes de horarios y de citas previas
y que nunca bostezas cuando te hablamos
y te contamos nuestras miles de batallas:
LLENA NUESTRO CORAZÓN DE ALEGRÍA PASCUAL.
Espejo de justicia y santidad, que no te gusta la mentira,
la doblez de corazón, el disimulo, la murmuración o la envidia;
Trono de sabiduría que aguantas nuestros mantos y nuestras joyas,
pero que encauzas nuestra generosidad hacia tus hijos más pobres,
cuidadora solícita de las familias que nutres nuestros hogares de ternura y compasión;
fortaleza de enfermos
que sabes estar cerca de quien se le mueve los cimientos de la vida
cuando aparece la enfermedad o la posible muerte.
LLENA NUESTRO CORAZÓN DE ALEGRÍA PASCUAL.
Madre e hija de la Iglesia, que quieres que seamos comunidades abiertas,
acogedoras y solícitas; que mantienes las llamas de nuestros cirios siempre encendidos…
LLENA NUESTRO CORAZÓN DE ALEGRÍA PASCUAL.
¿Qué celebramos el Sábado Santo?
"Jesús yace en su tumba y los apóstoles creen que todo se acabó. Todo el día sábado su cuerpo descansa en el sepulcro Pero su madre, María, se acuerda de lo que dijo su hijo : "Al tercer día resucitaré". Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela. "
"El Sábado santo es un día de luto inmenso, de silencio y de espera vigilante de la Resurrección. La Iglesia en particular recuerda el dolor, la valentía y la esperanza de la Virgen María. "
Ella representa la angustia de una Madre que tiene entre sus brazos a su Hijo muerto, pero no se puede olvidar en este momento ella es la única que conserva en su corazón las palabras del anciano Simeón, que si bien él profetizó que Cristo sería signo de contradicción y una espada le traspasaría el alma, también indicó que Jesús sería signo de resurrección.
Lo que los discípulos habían olvidado, María lo conservaba en el corazón: la profecía de la resurrección al tercer día. Y María esperó hasta el tercer día
Generalmente en las mañanas se realizan retiros de reflexión en torno a este tema, y la tarde resulta ser más bien de tranquilidad, oración y de espera al Jesús Resucitado
Ésta se divide en cuatro partes:
- Breve Lucernario: Se bendice el fuego. Se prepara el cirio en el cual el sacerdote con un punzón traza una cruz. Luego marca en la parte superior la letra Alfa y en la inferior omega, entre los brazos de la cruz marca las cifras del año en curso. A continuación se anuncia el Pregón Pascual.
- Liturgia de la Palabra: En ella la Iglesia confiada en la Palabra y la promesa del Señor, recuerda las maravillas que desde los comienzos realizó Dios con su pueblo.
- Liturgia Bautismal: Se hace la renovación de los compromisos bautismales y en muchas ocasiones se realiza el bautismo de un feligrés.
- Liturgia de la Eucaristía: Se celebra la Santa Misa, aunque se realice antes de la media noche, es la Misa Pascual del Domingo de Resurrección. El sacerdote y los ministros se revisten de blanco y con alegría se anuncia la Resurrección del Hijo de Dios.
El silencio de Getsemaní
Cuando un hermano sufre,
nos duele con él;
no es posible ser indiferente
a aquellos que bombean nuestro corazón.
Este dolor no se entiende,
llegue de repente o de a poco,
siempre nos aprisiona y llega de manera inoportuna.
Se acumulan en el tiempo las preguntas,
con miradas desorientadas,
con oídos sedientos de buenas noticias.
Es el silencio de la Cruz,
son esos instantes que rasgan nuestra humanidad,
que revelan nuestra pequeñez,
es Getsemaní.
"Que se retire éste Cáliz" decimos primero,
y a la Fe le cuesta arrancarnos "el que se haga Tu voluntad",
¡cuesta soltar!,
pero aún así recibe Dios nuestra oración,
salga como nos salga.
No sabemos qué pasará
pero sabemos que Dios no pasa,
que Su querer es siempre lo mejor,
y que lo mejor siempre es Vida.
nos duele con él;
no es posible ser indiferente
a aquellos que bombean nuestro corazón.
Este dolor no se entiende,
llegue de repente o de a poco,
siempre nos aprisiona y llega de manera inoportuna.
Se acumulan en el tiempo las preguntas,
con miradas desorientadas,
con oídos sedientos de buenas noticias.
Es el silencio de la Cruz,
son esos instantes que rasgan nuestra humanidad,
que revelan nuestra pequeñez,
es Getsemaní.
"Que se retire éste Cáliz" decimos primero,
y a la Fe le cuesta arrancarnos "el que se haga Tu voluntad",
¡cuesta soltar!,
pero aún así recibe Dios nuestra oración,
salga como nos salga.
No sabemos qué pasará
pero sabemos que Dios no pasa,
que Su querer es siempre lo mejor,
y que lo mejor siempre es Vida.
Llegaste a mi
Llegaste
a mí, humilde y discretamente,
para
ofrecerme tu amistad.
Me
elevaste a tu nivel, abajándote Tú al mío,
y
deseas un trato familiar,
pleno
de abandono.
Permaneces
en mí misteriosamente,
como
un amigo siempre presente,
dándoseme
siempre,
y
colmando por completo
todas
mis aspiraciones.
Al
entregártenos,
poseemos
contigo toda la creación,
pues,
todo el universo te pertenece.
Para
que nuestra amistad sea perfecta,
tú
me asocias a tus sufrimientos y alegrías,
compartes
conmigo tus esperanzas,
tus
proyectos, tu vida.
Me
invitas a colaborar en tu obra redentora,
a
trabajar contigo con todas mis fuerzas.
Quieres
que nuestra amistad
sea
fecunda y productiva,
para
mí mismo y para los demás.
Dios
amigo del hombre,
Creador
amigo de la criatura,
Santo
amigo del pecador.
Eres
el Amigo ideal,
que
nunca falta en su fidelidad
y
nunca se rehúsa a sí mismo
Al
ofrecimiento de tan magnífica amistad,
quisiera
corresponder
como
Tú lo esperas y mereces,
procediendo siempre como tu amigo.
¿Lavarme Tú a mí los pies?

¿Lavarme Tú a mí los pies?
Y si es necesario, Señor,
todo mi pobre ser.
¡Lávame y purifícame!
Hazme comprender que, el camino del servicio
es una llave que abre la puerta del cielo
Que el servir, aún sin ser recompensado,
es garantía de que soy de los tuyos.
Por eso, Señor, ¡lávame!
Pero, te pido Señor, que no te inclines demasiado
Soy yo quien, en este Jueves de tanto amor,
necesito plegarme en mi orgullo
Soy yo quien en estas horas memorables,
estoy llamado a conquistar tu corazón
ofrendándome a los hombres.
¡Lávame, mi Señor!
Para que, mis manos,
puedan acariciar rostros doloridos
Para que, mis pies,
puedan acompañar hermanos perdidos
LO QUE QUIERAS, MI SEÑOR
Me has amado y, al amarme,
brota en mí lo que Tú sembraste:
amor por los que me rodean
amor hacia los que me piden
pasión por los más débiles
Sí, mi Señor; haré lo que Tú quieras
Porque, si algo tiene el Jueves Santo,
es Misterio de amor y de ternura
Misterio de Sacerdocio y aroma de Eucaristía
Misterio de tu presencia
que siempre permanecerá y estallará en el altar
LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR
Porque, cada vez que comamos de este pan,
Porque, cada vez que bebamos de este vino,
recordaremos tu querer y tu deseo
nos llenaremos con tu Memorial y tu Palabra
con tu gesto de siervo arrodillado.
LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR
Sólo te pedimos una cosa:
que nunca nos falte la Eucaristía
para estar eternamente a Ti unidos
Amén
J.Leoz
Oración ante el monumento
Señor.
Vengo a tu presencia porque, en primer lugar, te necesito.
y porque, en esta noche santa y misteriosa, si me duermo
siento que puedo perderte para siempre
Por eso, aún disponiendo de escaso tiempo y del sueño que me tienta
quiero permanecer un momento junto a Ti
ayúdame a mantenerme en vela cuando Tú das tanto por nosotros
Te doy gracias, Señor, por la vida, por tu cruz que aguarda.
Te doy gracias, Señor, por aquellos a quienes más quiero
Te doy gracias, Señor, por estar ahí ofreciéndote
esperándome, cuidándome y escuchándome.
Estar junto a Ti, Señor, es sacar fuerzas para seguir adelante
Al postrarme en tu presencia,
siento que, tu mano, me anima y me conforta
me empuja y me alienta a seguir adelante.
Tú sabes, Señor, las preocupaciones que tengo interiormente
Tú sabes, Señor, lo que ahora mismo ocurre en mi interior.
Tú sabes, Señor, lo que –alguien que está en mi memoria-
requiere de Ti y, en su nombre, traigo su súplica.
Tú, Señor, dijiste “pedid y se os dará”, “estad en vela”
Yo, no te pido grandes cosas para mí.
Pero, Señor, dame un poco de luz en la oscuridad
Suerte en el caminar, perseverancia en mi fe
Alegría en el corazón, fortaleza en mi vida cristiana
Fe y esperanza en lo que hago, soy y pienso.
Acepta, Señor, esta humilde oración y, ahora,
-si quieres- háblame un poco en lo más hondo
de mi corazón. Lo necesito, pues al igual que Tú
también digo en muchas situaciones: “pasa de mi este cáliz”
¿Qué es Getsemaní?

¿QUÉ ES GETSEMANÍ?
Es la agonía del Señor. El instante en que se entrecruza la duda con la fe.
La fortaleza, en la hora de la verdad, frente a la flaqueza.
Es el desconcierto, cuando los amigos abandonan y ya no están
O la soledad, cuando produce vértigo el duro riesgo de las decisiones
¿QUÉ ES GETSEMANI?
Es la tristeza que supone dejar algo, sin saber lo qué espera
Es preguntarse si es necesario tanto, y tanta prueba
Es mirarse a uno mismo y descubrir, que aflora la debilidad
Es preguntar y no encontrar respuestas
Es el sabor amargo de una noche oscura
Es el cielo cuando buscas y no ves ni el resplandor de la luna
¿QUÉ ES GETSEMANI?
Es la lucha entre Dios y el diablo
Es la contienda de uno, con uno mismo
Es la tentación a la deserción de los más altos ideales
Es, también, el consuelo, la caricia de una voz de ángel
Es el dolor cuando el amor no se entiende ni se comprende
¿QUÉ ES GETSEMANI?
Es mirar hacia alrededor, y comprender que el mundo está dormido
Es mirar a lo lejos y distinguir que el enemigo sigue avanzando
Es cuando uno, sin saber muy bien por qué, se siente fracasado
Es rezar y….sentir que en la oración hay respuesta y alivio
¿QUÉ ES GETSEMANI? ¿QUIÉN ESTÁ EN Getseman?
Miremos a Jesús….El está en Getsemaní
Recemos con Jesús….El reza en Getsemaní
Acompañemos a Jesús….El se encuentra en Getsemaní
Arropemos a Jesús…..El nos necesita en Getsemaní
Seamos valientes con Jesús….
El no tiene miedo a estas horas de Getsemaní
¿Qué celebramos el Jueves Santo?
"Fecha en la que se conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos. En ella, Cristo instituyó el sacramento de la Eucaristía, donde Él se hace presente a través de la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y su Sangre, y el sacramento del Orden Sacerdotal "
Este día por la mañana en todas las catedrales, los obispos que son, como dice el Concilio, "los principales administradores de los misterios de Dios, que regulan, promueven y custodian toda la vida litúrgica de la Iglesia que les ha sido confiada", celebran una misa muy solemne con todos los sacerdotes ("el presbiterio" de sus diócesis) y en ella los sacerdotes con un solo corazón y una sola alma renuevan sus promesas y su obediencia al Obispo.
En ella, además, se consagran los óleos, es decir, los aceites que se emplean en diversos sacramentos: el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal y la unción de los enfermos.
La consagración de los óleos se celebra precisamente este día para indicar que todos los sacramentos nos relacionan con el Misterio Pascual de Jesús y que todos los sacramentos tienen su culmen y su Centro en la Eucaristía.
Son muchos los gestos que se evocan en el Jueves Santo. Uno de ellos es el signo de humildad y sencillez que realizó Jesús al lavarle los pies a todos sus discípulos, diciéndoles que ellos se los deben lavar unos a otros, "en verdad les digo que el siervo no es más que su señor, ni el enviado más que quien lo envió" (San Juan 13, 16), y el sacerdote en la liturgia lava los pies a doce feligreses.
Luego de celebrar la Eucaristía se expone el Santísimo (Ostia Consagrada) y se realizan vigilias de oración en signo de la oración de Jesús en el Monte de los Olivos, la noche antes de ser entregado a los sacerdotes.
La Biblia cuenta que terminada la cena de Pascua, el Mesías y sus apóstoles se dirigieron al Monte de los Olivos a orar. Él se distanció un poco, rezaba y sudaba cada vez más fuerte, comenzó a sentirse angustiado porque sabía lo que venía, y un ángel del cielo lo reconfortó.
Cuando fue a buscar a sus amigos se dio cuenta de que estos se habían quedado dormidos, Él les dijo, "ha llegado la hora en que el Hijo de Dios debe ser entregado. Levántense, ya se acerca el que me va entregar".
Lecturas para la reflexión:
Ex 12,1-8.11-14;
Sal 115,12-13.15.18;
1 Co 11,23-26;
Jn 13,1-15
Jn 13, 1-20;
Lc 22, 7-53;
Mt 26, 17-46;
Mc14, 12-42.
Jesús no deja de sorprendernos
-Decididamente Jesús no deja de sorprendernos. Cuesta a veces entender algunos de sus gestos. Sobre todo cuando hoy estos gestos no quieren decir exactamente lo mismo. Parece un enigma. De hecho, para descubrir su sentido, basta decir que Jesús no obra sino por amor.
¡Y así no le falla nunca! Mírale, se pone de rodillas, Él, el Señor. Quiere hacerse pequeño y servir, hacer un gesto de acogida lleno de humildad. Te imaginas cómo al caminar, en tiempos de Jesús, en seguida se manchaban los pies de polvo y sudor. Se comprende, pues, cuánto se agradecía un poco de agua en los pies al llegar.
Era un gesto de limpieza, pero también de acogida y delicadeza. Mira de nuevo a Jesús nos muestra una forma concreta de ponerse al servicio de los hermanos.
¡Y así no le falla nunca! Mírale, se pone de rodillas, Él, el Señor. Quiere hacerse pequeño y servir, hacer un gesto de acogida lleno de humildad. Te imaginas cómo al caminar, en tiempos de Jesús, en seguida se manchaban los pies de polvo y sudor. Se comprende, pues, cuánto se agradecía un poco de agua en los pies al llegar.
Era un gesto de limpieza, pero también de acogida y delicadeza. Mira de nuevo a Jesús nos muestra una forma concreta de ponerse al servicio de los hermanos.
Te veo, Jesús, realizar
gestos de ternura y de servicio.
Te contemplo y aprendo
a servir a Dios
y a servir a los hombres.
Te escucho, Jesús:
te vuelves al Padre,
después bendices el pan y el vino
y lo compartes con los hombres.
Te escucho y deseo
convertirme yo también
en pan y vino para los demás.
Tengo hambre, Jesús,
de conocerte mejor,
de rezar mejor,
de unirme más a ti.
Oración sin peros
Jesús, tantas veces no te amé,
construí un muro de objeciones
alejándome de la posibilidad de amar.
Estaba perdido en un laberinto de excusas
que mareaban la chance de responderte sí.
Y así dejaba pasar la oportunidad de amar
con "peros" que sembraban dudas
y las dudas traían consigo temores
por lo que podría o no ser.
Replegaba mis pasos
convenciéndome en que alguien ya pasaría
y daría aquella respuesta;
me desligaba de Tu invitación que era para mí.
Señor, dame la gracia de arriesgarme,
que ya sé que es preferible sufrir por haber amado
que no por no haberlo hecho.
Renova las posibilidades de darme,
que más allá de cómo sea recibido,
siempre es fecundo porque
nada de lo amado se pierde.
construí un muro de objeciones
alejándome de la posibilidad de amar.
Estaba perdido en un laberinto de excusas
que mareaban la chance de responderte sí.
Y así dejaba pasar la oportunidad de amar
con "peros" que sembraban dudas
y las dudas traían consigo temores
por lo que podría o no ser.
Replegaba mis pasos
convenciéndome en que alguien ya pasaría
y daría aquella respuesta;
me desligaba de Tu invitación que era para mí.
Señor, dame la gracia de arriesgarme,
que ya sé que es preferible sufrir por haber amado
que no por no haberlo hecho.
Renova las posibilidades de darme,
que más allá de cómo sea recibido,
siempre es fecundo porque
nada de lo amado se pierde.
Cenar con los amigos, abrirles el corazón sin miedo
Cenar con los amigos, abrirles el corazón sin miedo,
lavarles los pies con mimo y respeto,
hacerse pan tierno compartido y vino nuevo bebido.
Embriagarse de Dios, e invitar a todos a hacer lo mismo.
Visitar a los enfermos, cuidar a ancianos y niños,
dar de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos;
acoger a emigrantes y perdidos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita,
corregir al que se equivoca.
Consolar al triste, tener paciencia con las flaquezas del prójimo.
Pedir a Dios por amigos y enemigos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Trabajar por la justicia, desvivirse en proyectos solidarios,
superar las limosnas.
Amar hasta el extremo, e invitar a todos a hacer lo mismo.
Ofrecer un vaso de agua, brindar una palabra de consuelo,
abrazar con todas nuestras fuerzas, denunciar leyes injustas,
salir de mi casa y círculo.
Construir una ciudad para todos, e invitar a todos a hacer lo mismo.
Un gesto solo, uno solo, desborda tu amor,
que se nos ofrece como manantial de vida.
Si nos dejamos alcanzar y lavar, todos quedamos limpios,
como niños recién bañados, para descansar en su regazo,
¡Lávame, Señor! ¡Lávanos, Señor!
La gente de Jueves Santo
¿Quién es la gente del Jueves Santo? Aquellas personas que creen que el amor es lo que puede mover la vida entera, y también los que deciden hacer de su vida corriente momentos extraordinarios; los que saben ver y buscar el amor y el servicio en las cosas más ordinarias de la vida: un estudio que a veces se torna monótono, un trabajo que con el paso del tiempo va perdiendo su carácter novedoso.
La gente del jueves santo es la gente corriente que hace lo que todo el mundo, pero no como todo el mundo. Desean que su vida esté marcada por el amor, el buen humor, el servicio generoso; que no mira cuándo el otro hizo por última vez lo que hoy yo hago, simplemente su preocupación es hacerlo y agradar.
Este es el reto que plantean: amar siempre y servir siempre.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, después de haber amado a los suyos del mundo, los amó hasta el extremo...
...y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba ceñida...
...si yo, que soy Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros mutuamente los pies...
Si lo sabéis y lo cumplís, seréis dichosos. (Jn 13,1-17)
¿Qué celebramos el Domingo de Ramos?
¿QUÉ RECORDAMOS?
La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Sucedió el domingo anterior a su muerte. Fue una entrada grandiosa y al mismo tiempo, humilde. La ciudad estaba llena de peregrinos para celebrar la pascua judía. Una gran multitud rodeó a Jesús y con ramos de olivos y palmas en las manos, lo acompañó en su entrada en la ciudad, entre cánticos y exclamaciones. Muchos lo seguían con fe y esperanza.
El olivo es el árbol típico de la región donde vivió Jesús. Por eso los habitantes de Jerusalén salieron al encuentro de Jesús con ramos de olivo.
¿CÓMO SE CELEBRA ESTE DÍA?
La Misa de este día tiene dos momentos importantes: la procesión y bendición de los ramos y la lectura de la Pasión.
Los ramos benditos se llevan a la casa como signo de la bendición de Dios, de su protección y ayuda. Se colocan sobre un crucifijo o cuadro religioso y es un sacramental, o sea nos recuerdan algo sagrado. Nos recuerda que hemos aclamado a Jesús, nuestro Rey y que lo seguimos hasta Su Cruz y que durante el año los seguimos aclamando resucitado.
PARA REFLEXIONAR:
Muchas veces aclamamos a Jesús, como lo hicieron los judíos, y otras tantas lo negamos, lo condenamos a muerte con nuestros pecados. ¿Qué haré de ahora en adelante, para que haya coherencia entre mi fe y mi vida cotidiana?
Dios nos provoca
Amar es una invitación de Dios que toca a la puerta de nuestro ser. Muchas veces, dicha propuesta surge como una inspiración corazón adentro que necesita hacerse palpable y alcanzar al hermano.
Pero se presentan circunstancias en las que hay un cambio de papeles en el dinamismo del Amar, en ocasiones Dios "nos provoca" a Amar. Es decir, en cierta medida, resulta "más simpático" que surja de nosotros cuando vemos la oportunidad (aunque sabemos que Dios siempre es el de la iniciativa) pero ¿y cuando dicha posibilidad viene de "afuera" sin que la hayamos captado y "comenzado" nosotros pero sin embargo nos alcanza y provoca a Amar?
Que regalo es que Dios nos elija para amar expresándonos que sigue confiando y esperando lo bueno y mejor de nosotros, que tenemos mucho para dar, para sacarle brillo a la humanidad.
Jesucristo, salvador del mundo
Jesucristo, Salvador del mundo,
que a orillas del mar de Galilea
llamaste a los Apóstoles
para constituirlos fundamento de la Iglesia
y portadores de tu Evangelio,
te pedimos que hoy sigas fijando tu mirada
en niños y jóvenes de nuestras familias,
parroquias y comunidades,
invitándolos a seguirte en la vida sacerdotal.
Dales luz que disipe sus dudas,
y decisión para que te sigan
y se embarquen contigo en el Seminario.
Infúndeles confianza y sabiduría
para llevar tu Palabra
y el testimonio de tu Amor
a los hombres y mujeres de nuestro tiempo
y del siglo futuro.
Tú que eres nuestro Salvador, ayer, hoy
y por los siglos de los siglos. Amén.
que a orillas del mar de Galilea
llamaste a los Apóstoles
para constituirlos fundamento de la Iglesia
y portadores de tu Evangelio,
te pedimos que hoy sigas fijando tu mirada
en niños y jóvenes de nuestras familias,
parroquias y comunidades,
invitándolos a seguirte en la vida sacerdotal.
Dales luz que disipe sus dudas,
y decisión para que te sigan
y se embarquen contigo en el Seminario.
Infúndeles confianza y sabiduría
para llevar tu Palabra
y el testimonio de tu Amor
a los hombres y mujeres de nuestro tiempo
y del siglo futuro.
Tú que eres nuestro Salvador, ayer, hoy
y por los siglos de los siglos. Amén.
El Coleccionista de Semillas. Cuento Infantil
El Cuento Infantil El Coleccionista de Semillas (de la colección 'cuentos que ayudan a educar') es un maravilloso cuento para educar en valores desde la primera infancia. En concreto, el cuento fomenta el Amor a la naturaleza, la Curiosidad, la Paciencia y la Sensibilidad.
A la pregunta de ¿Seño, Mamá, Papá, me cuentas un cuento? esta es una excelente opción con la garantía de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE)
El Papa estrena cuenta de Instagram
El Papa Francisco estrena hoy su vida digital en Instagram con la cuenta @franciscus, cuenta verificada con una sola imagen de estreno: Recen por mí, en varios idiomas.
Con casi 200.000 seguidores en estos momentos, en pocas horas desde su inicio, la cuenta ha sido anunciada durante toda la semana, motivo por el cual había mucha gente esperando para poder ser uno de sus primeros seguidores.
No se trata de una cuenta institucional que pasará de Papa en Papa, ya que es su propio nombre el que aparece, sin ningún “Pope” en el nombre de usuario, aunque sí ha sido verificada por el propio instagram.
Vivir el Domingo de Ramos, ciclo C
LUCAS 22, 14 - 23, 56
Cuando llegó la hora,
se recostó Jesús a la mesa y los apóstoles con él; y les dijo: - ¡Cuánto he
deseado cenar con vosotros esta Pascua antes de mi pasión! Porque os digo que
no la comeré más hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios. Aceptando
una copa pronunció una acción de gracias y dijo: - Tomad, repartidla entre vosotros;
porque os digo que desde ahora no beberé más del producto de la vid hasta que
no llegue el reinado de Dios. Y cogiendo un pan pronunció una acción de
gracias, lo partió y se lo dio a ellos diciendo: - Esto es mi cuerpo, [que se
entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía. Después de cenar hizo
igual con la copa diciendo: - Esta copa es la nueva alianza sellada con mi
sangre, que se derrama por vosotros]. Pero mirad, la mano del que me entrega
está a la mesa conmigo. Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido,
pero ¡ay del hombre que lo entrega! Ellos empezaron a preguntarse unos a otros
quién podría ser el que iba a hacer aquello. Surgió además entre ellos una
disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande. Jesús les
dijo: - Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad
sobre ellas se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros, nada de eso: al
contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige
al que sirve. Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que
sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre nosotros como el que
sirve. Sois vosotros los que os habéis mantenido a mi lado en las tentaciones,
y yo os confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí. Cuando yo reine,
comeréis y beberéis a mi mesa y os sentaréis en tronos para juzgar a las doce
tribus de Israel. ¡Simón, Simón! Mira que Satanás os ha reclamado para cribaros
como el trigo, pero yo he rogado por ti para que no llegue a faltarte la fe. Y
tú, cuando te conviertas, afianza a tus hermanos. Él le repuso: - Señor,
contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte. Replicó Jesús: - Te digo, Pedro, que no cantará el gallo antes que
hayas negado tres veces que me conoces. Y dijo a todos: - Cuando os envié sin
bolsa ni alforja ni sandalias, ¿acaso os faltó algo? Ellos contestaron: Nada.
Él añadió: - Pues ahora, el que tenga bolsa, que la coja, y lo mismo la
alforja; y el que no tenga, que venda el manto y se compre un machete. Porque
os digo que tiene que realizarse en mí lo que está escrito: "Lo tuvieron
por un hombre sin ley" (Is 53,12). De hecho, lo que a mí se refiere toca a
su fin. Ellos dijeron: - Señor, aquí hay dos machetes. Les replicó: - ¡Basta
ya! Salió entonces y se dirigió, como de costumbre, al Monte de los Olivos, y
lo siguieron también los discípulos. Llegado a aquel lugar les dijo: - Pedid no
ceder a la tentación. Entonces él se alejó de ellos a distancia como de un tiro
de piedra y se puso a orar de rodillas, diciendo: - Padre, si quieres, aparta
de mí este trago; sin embargo, que no se realice mi designio, sino el tuyo.
Levantándose de la oración fue adonde estaban los discípulos, los encontró
dormidos por la tristeza y les dijo: - ¡Conque durmiendo! Levantaos y pedid no
ceder a la tentación. Aún estaba hablando cuando apareció gente: el llamado
Judas, uno de los Doce, iba en cabeza y se acercó a Jesús para besarlo. Jesús
le dijo: - Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre? Dándose cuenta de lo que iba a pasar, los que
estaban en torno a él dijeron: - Señor, ¿atacamos con el machete? Y uno de
ellos atacó al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús
intervino diciendo: - Dejad que lleguen hasta eso. Y, tocándole la oreja, lo
curó. Entonces dijo Jesús a los sumos sacerdotes, a los oficiales del templo y
a los senadores que habían ido a prenderlo: - Habéis salido con machetes y palos,
como a caza de un bandido. Mientras a diario estaba en el templo con vosotros,
no me pusisteis las manos encima. Pero ésta es vuestra hora, la del poder de
las tinieblas. Lo prendieron, se lo llevaron y lo condujeron a la casa del sumo
sacerdote. Pedro lo seguía de lejos. Encendieron un fuego en medio del patio y
se sentaron juntos, y Pedro se sentó entre ellos. Una criada, al verlo sentado
a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: - También éste estaba con él. Pero él
lo negó diciendo: - No sé quién es, mujer. Poco después lo vio otro y le dijo: -
Tú también eres de ellos. Pedro replicó: - No, hombre; yo, no. Pasada cosa de
una hora, otro insistía: - Seguro, también éste estaba con él, porque es
también galileo. Pedro contestó: - Hombre, no sé de qué hablas. Y al instante,
mientras aún estaba hablando, cantó un gallo. El Señor, volviéndose, fijó la
mirada en Pedro, y Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho:
"Antes que cante hoy el gallo, me negarás tres veces". Y, saliendo
fuera, lloró amargamente. Los hombres que tenían preso a Jesús le daban golpes
burlándose de él. Tapándole los ojos, le preguntaban: - Adivina, profeta,
¿quién te ha pegado? Y lo insultaban de otras muchas maneras. Cuando se hizo de
día, se reunieron los senadores del pueblo, así como los sumos sacerdotes y
letrados, y, haciendo comparecer a Jesús ante su Consejo, le dijeron: - Si tú
eres el Mesías, dínoslo. Él les contestó: - Si os lo digo, no lo vais a creer,
y, si os hago preguntas, no me vais a contestar. Pero de ahora en adelante el
Hijo del hombre estará sentado a la derecha de la Potencia de Dios (Sal 110,1).
Dijeron todos: - Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios? Él les declaró: - Vosotros
lo estáis diciendo, yo soy. Ellos dijeron: - ¿Qué necesidad tenemos ya de
testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca. Se levantó toda la
asamblea y condujeron a Jesús a presencia de Pilato. Empezaron la acusación
diciendo: - Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación,
impidiendo que se paguen impuestos al César y afirmando que él es Mesías y rey.
Pilato lo interrogó: - ¿Tú eres el rey de los judíos? Él le contestó
declarando: - Tú lo estás diciendo. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a las
multitudes: - No encuentro ningún delito en este hombre. Ellos insistían: -
Solivianta al pueblo enseñando por todo el país judío; empezó en Galilea y ha
llegado hasta aquí. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; al enterarse de
que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo remitió a Herodes, que
estaba también en la ciudad de Jerusalén por aquellos días. Herodes, al ver a
Jesús, se puso muy contento; hacía tiempo que estaba deseando verlo por lo que
oía de él, y esperaba verlo realizar algún milagro. Le hizo numerosas
preguntas, pero Jesús no le contestó palabra. Estaban allí los sumos sacerdotes
y los letrados acusándolo con vehemencia. Herodes, con su escolta, lo trató con
desprecio; para burlarse de él, le hizo poner un ropaje espléndido y se lo
remitió a Pilato. Aquel día se hicieron amigos Herodes y Pilato, que antes
estaban enemistados. Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al
pueblo, y les dijo: - Me habéis traído a este hombre como si fuera un agitador
del pueblo; pues bien, yo lo he interrogado delante de vosotros y no he
encontrado en él ninguno de los delitos de que lo acusáis. Herodes tampoco,
porque nos lo ha devuelto. Ya veis que no ha hecho nada que merezca la muerte,
así que le daré un escarmiento y lo soltaré. Pero ellos gritaron todos a una: - ¡Quita de en medio a ése y suéltanos
a Barrabás! (A este último lo habían metido en la cárcel por cierta sedición
acaecida en la ciudad y por asesinato). Pilato volvió a dirigirles la palabra
con intención de soltar a Jesús. Pero ellos vociferaban: - ¡Crucifícalo,
crucifícalo! Él les dijo por tercera vez: - Y ¿qué ha hecho éste de malo? No he
encontrado en él ningún delito que merezca la muerte, así que le daré un
escarmiento y lo soltaré. Ellos insistían a grandes voces en que lo
crucificara, y las voces iban arreciando. Pilato decidió que se hiciera lo que
pedían: soltó al que reclamaban (al que habían metido en la cárcel por sedición
y asesinato) y a Jesús se lo entregó a su arbitrio. Mientras lo conducían,
echaron mano de un tal Simón de Cirene, que llegaba del campo, y le cargaron la
cruz para que la llevase detrás de Jesús. Lo seguía una gran muchedumbre del
pueblo, incluidas mujeres que se golpeaban el pecho y gritaban lamentándose por
él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: - Hijas de Jerusalén, no lloréis
por mí, llorad mejor por vosotras y por vuestros hijos; porque mirad que van a
llegar días en que digan: "Dichosas las estériles, los vientres que no han
parido y los pechos que no han criado". Entonces se pondrán a decir a los
montes: "Desplomaos sobre nosotros", y a las colinas:
"Sepultadnos" (Os 10,8); porque si con el leño verde hacen esto, con
el seco, ¿qué irá a pasar? Conducían también a otros, a dos malhechores, para
ajusticiarlos con él. Cuando llegaron al lugar llamado "La Calavera",
lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su
izquierda. Jesús decía: - Padre, perdónalos, que no saben lo que están
haciendo. Se repartieron su ropa echando suertes (Sal 22,19). El pueblo se
había quedado observando. Los jefes, a su vez, comentaban con sorna: - A otros
ha salvado; que se salve él si es el Mesías de Dios, el Elegido. También los
soldados se burlaban de él; se acercaban y le ofrecían vinagre diciendo: - Si
tú eres el rey de los judíos, sálvate. Además, tenía puesto un letrero: ÉSTE ES EL
REY DE LOS JUDÍOS Uno de los malhechores
crucificados lo insultaba. - ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros.
Pero el otro se lo reprochó: - Y tú, sufriendo la misma pena, ¿no tienes
siquiera temor de Dios? Además, para nosotros es justa, nos dan nuestro
merecido; éste, en cambio, no ha hecho nada malo. Y añadió: - Jesús, acuérdate
de mí cuando vengas como rey. Jesús le
respondió: - Te lo aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso. Era ya eso de
mediodía, cuando la tierra entera quedó en tinieblas hasta media tarde, porque
se eclipsó el sol; y la cortina del santuario se rasgó por medio. Jesús clamó
con voz muy fuerte: - Padre, en tus manos pongo mi espíritu. Y, dicho esto,
expiró. Viendo lo que había ocurrido, el centurión alababa a Dios diciendo: -
Realmente este hombre era justo. Todas las multitudes que se habían reunido
para este espectáculo, viendo lo que había ocurrido, fueron regresando a la ciudad,
dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos se habían quedado a distancia, y
también las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea y que estaban viendo
aquello. Había un miembro del Consejo, de nombre José, hombre bueno y justo,
que no se había adherido ni al designio ni a la acción de los demás. Era
natural de Arimatea, ciudad judía, y aguardaba el reinado de Dios. Éste acudió
a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Lo descolgó, lo envolvió en una sábana
y lo puso en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie
todavía. Era día de Preparación y rayaba el día de precepto. Las mujeres que habían llegado con Jesús
desde Galilea habían acompañado a José para ver el sepulcro y cómo colocaba su
cuerpo. A la vuelta prepararon aromas y ungüentos.
¿QUÉ
HACE DIOS EN UNA CRUZ?
Según
el relato evangélico, los que pasaban ante Jesús crucificado sobre la colina
del Gólgota se burlaban de él y, riéndose de su impotencia, le decían: «Si eres
Hijo de Dios, bájate de la cruz». Jesús no responde a la provocación. Su
respuesta es un silencio cargado de misterio. Precisamente porque es Hijo de
Dios permanecerá en la cruz hasta su muerte.
Las
preguntas son inevitables: ¿Cómo es posible creer en un Dios crucificado por
los hombres? ¿Nos damos cuenta de lo que estamos diciendo? ¿Qué hace Dios en
una cruz? ¿Cómo puede subsistir una religión fundada en una concepción tan
absurda de Dios?
Un
«Dios crucificado» constituye una revolución y un escándalo que nos obliga a
cuestionar todas las ideas que los humanos nos hacemos de un Dios al que supuestamente
conocemos. El Crucificado no tiene el rostro ni los rasgos que las religiones
atribuyen al Ser Supremo.
El
«Dios crucificado» no es un ser omnipotente y majestuoso, inmutable y feliz,
ajeno al sufrimiento de los humanos, sino un Dios impotente y humillado que
sufre con nosotros el dolor, la angustia y hasta la misma muerte. Con la Cruz,
o termina nuestra fe en Dios, o nos abrimos a una comprensión nueva y
sorprendente de un Dios que, encarnado en nuestro sufrimiento, nos ama de
manera increíble.
Ante
el Crucificado empezamos a intuir que Dios, en su último misterio, es alguien
que sufre con nosotros. Nuestra miseria le afecta. Nuestro sufrimiento le
salpica. No existe un Dios cuya vida transcurre, por decirlo así, al margen de
nuestras penas, lágrimas y desgracias. Él está en todos los Calvarios de
nuestro mundo.
Este
«Dios crucificado» no permite una fe frívola y egoísta en un Dios omnipotente
al servicio de nuestros caprichos y pretensiones. Este Dios nos pone mirando
hacia el sufrimiento, el abandono y el desamparo de tantas víctimas de la
injusticia y de las desgracias. Con este Dios nos encontramos cuando nos
acercamos al sufrimiento de cualquier crucificado.
Los
cristianos seguimos dando toda clase de rodeos para no toparnos con el «Dios
crucificado». Hemos aprendido, incluso, a levantar nuestra mirada hacia la Cruz
del Señor, desviándola de los crucificados que están ante nuestros ojos. Sin
embargo, la manera más auténtica de celebrar la Pasión del Señor es reavivar
nuestra compasión. Sin esto, se diluye nuestra fe en el «Dios crucificado» y se
abre la puerta a toda clase de manipulaciones. Que nuestro beso al Crucificado
nos ponga siempre mirando hacia quienes, cerca o lejos de nosotros, viven
sufriendo.
José Antonio Pagola
Un Chocolate muy especial. Cuento Infantil.
"-Mamá, hoy conocí una niña nueva en clase. -¿Y has jugado con ella?. -No he intentado morderla.. es que pensaba que era de chocolate".
Producido por la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE), el cuento para niños y niñas en edad de educación infantil o preescolar, es un precioso cuento donde se hace especial hincapié en la igualdad entre todos los seres humanos, de la valentía y el coraje para la defensa del bien común.
La autora, Eva María Riber, fue la ganadora del Concurso de Cuentos Cortos para educar en valores desde la primera infancia en 2009 con esta bonita historia.
Tríptico sobre el Año de la Misericordia
El P. Cesar Rúiz (Misionero Comboniano) nos envía ESTE TRÍPTICO sobre el Año de la Misericordia.
Nos parece un recurso muy interesante para responder a las preguntas básicas de lo que realmente estamos celebrando.
Gracias por compartirlo con todos nosotros.
Nos parece un recurso muy interesante para responder a las preguntas básicas de lo que realmente estamos celebrando.
Gracias por compartirlo con todos nosotros.
Via Crucis para el Año de la Misericordia
En ESTE ENLACE podéis descargar un Vía Crucis para el año de la misericordia recogido de www.elsalvadormisionero.org
Imágenes de cruces
En este enlace podréis encontrar infinidad de cruces que os pueden servir para vuestra preparación de Semana Santa
Tenemos 72 horas para actuar
Las entidades de acción social de la Iglesia en España lanzan una campaña de recogida de firmas contra el acuerdo de la UE con Turquía: "Tenemos 72 horas para actuar"
Madrid, 14 de marzo de 2016 (IVICON).- Bajo el lema “Tenemos 72 horas para actuar”, las entidades de acción social de la Iglesia que trabajan con refugiados y migrantes —Cáritas, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz— lanzan hoy una campaña viral de recogida de firmas para reclamar al Gobierno de España su oposición a ratificar, en la reunión del Consejo Europeo que se celebra los próximos 17 y 18 de marzo, el principio de acuerdo alcanzado la semana pasada entre la Unión Europea y Turquía para devolver a suelo turco a los refugiados y migrantes que llegan a territorio europeo a través de la Frontera Este.
Según el texto aprobado, por cada persona siria devuelta desde la UE a Turquía, se trasladaría a una persona siria desde este país a Europa, aunque el cuándo y el cómo de ese reasentamiento son cuestiones absolutamente inciertas. El resto de personas migrantes y refugiadas procedentes de otros países que lleguen a Grecia se devolverían a Turquía.
Para las entidades promotoras de la campaña, este plan supone llevar a cabo devoluciones colectivas y tratar a las personas que huyen de la guerra y de las migraciones forzadas como monedas de cambio. Además, vulnera los derechos humanos y el estado de derecho en Europa.
No se trata de una crisis de refugiados sino de una crisis de Europa, ya que lo que se pone en juego con la firma de este acuerdo son los valores y la identidad europea. Cabe señalar, además, que tanto España como Europa tienen los medios para ayudar a estas personas.
Por esa razón, se pide al Gobierno español hospitalidad en vez de hostilidad y se exige al Consejo de la Unión Europea la protección de migrantes y refugiados con derechos, y la adopción de políticas urgentes de acogida e integración, en vez de medidas que alientan el miedo y rechazo al otro.
Además, el acuerdo, que sería contrario al Derecho Internacional y al Derecho Comunitario, ha sido rechazado también por numerosas instituciones civiles y por la inmensa mayoría del Congreso.
Las organizaciones de Iglesia que trabajan con personas migrantes y refugiadas se suman al rechazo a este acuerdo. Para ello, a través de la recogida de firmas se pide al Gobierno español que no apoye la ratificación del mismo y que defienda:
- Mantener abiertas las fronteras externas de la Unión Europea para garantizar el acceso a las personas con necesidades de protección.
- Tramitar individualmente cada solicitud de asilo y sin discriminación por razón de nacionalidad, conforme a la normativa europea e internacional.
- La prohibición de devoluciones colectivas a Turquía o a cualquier otro país.
- La necesidad de solidaridad con los países europeos a donde están llegando la mayoría de los refugiados, así como con los países limítrofes a los conflictos, que albergan las cifras más elevadas de personas refugiadas.
- Establecer vías de acceso legal y seguro a Europa, y un sistema de distribución de la población refugiada en Europa que sea justo para los Estados y para las personas refugiadas.
- La necesidad de abordar las causas por las que tantas personas abandonan involuntariamente sus hogares por el miedo, la guerra o el hambre.
Contactos para Medios de Comunicación
Cáritas: Angel Arriví comunicacion.ssgg@caritas.es (91 444 10 16 - 619 04 53 81)
CONFER: María Jesús Arruti comunicacion@confer.es (91 519 36 65)
Justicia y Paz: Montserrat Serrano (91 506 18 28)
Sector Social Compañía de Jesús: Elena Rodríguez-Avial prensa@jesuitas.es (653 86 28 10)
Sólo Dios puede dar la fuerza...
Sólo Dios puede dar fe...
Pero tú puedes dar tu testimonio.
Sólo Dios puede dar la esperanza...
Pero tú puedes devolverla a tu hermano.
Sólo Dios puede dar el amor...
Pero tú puedes enseñar a amar.
Sólo Dios puede dar la paz...
Pero tú puedes sembrar unión.
Sólo Dios puede dar la fuerza...
Pero tú puedes animar al desanimado.
Sólo Dios es el camino...
Pero tú puedes señalarlo a otros.
Sólo Dios es la luz...
Pero tú puedes hacer que brille a los ojos de todos.
Sólo Dios es la vida...
Pero tú puedes hacer que florezca el deseo de vivir.
Sólo Dios puede hacer lo que parece imposible...
Pero tú puedes hacer lo posible.
Sólo Dios se basta a sí mismo...
Pero prefiere contar contigo.
Pero tú puedes dar tu testimonio.
Sólo Dios puede dar la esperanza...
Pero tú puedes devolverla a tu hermano.
Sólo Dios puede dar el amor...
Pero tú puedes enseñar a amar.
Sólo Dios puede dar la paz...
Pero tú puedes sembrar unión.
Sólo Dios puede dar la fuerza...
Pero tú puedes animar al desanimado.
Sólo Dios es el camino...
Pero tú puedes señalarlo a otros.
Sólo Dios es la luz...
Pero tú puedes hacer que brille a los ojos de todos.
Sólo Dios es la vida...
Pero tú puedes hacer que florezca el deseo de vivir.
Sólo Dios puede hacer lo que parece imposible...
Pero tú puedes hacer lo posible.
Sólo Dios se basta a sí mismo...
Pero prefiere contar contigo.
La libélula (Cuento infantil)
Un bonito cuento para niños y niñas de 3 a 6 años de edad (de educación infantil) que incide en los valores del Respeto a la diversidad, la Amistad, la Cooperación, la Tolerancia, la Bondad, la Creatividad y el Colectivismo.
Taller de alfarero
«Levántate y baja al taller del alfarero
y allí te comunicaré mi palabra.
Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en
el torno. Le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo
(como pasa al barro en manos del alfarero)
y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.
Entonces me vino la palabra del Señor:
¿Y no podré yo trataros igual, casa de Israel,
como este alfarero? oráculo del Señor .
Mirad, como está el barro en manos del alfarero,
así estáis vosotros en mí mano»
(Jr 18,1 6).
y allí te comunicaré mi palabra.
Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en
el torno. Le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo
(como pasa al barro en manos del alfarero)
y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.
Entonces me vino la palabra del Señor:
¿Y no podré yo trataros igual, casa de Israel,
como este alfarero? oráculo del Señor .
Mirad, como está el barro en manos del alfarero,
así estáis vosotros en mí mano»
(Jr 18,1 6).
Enviados a reconciliar "Día del Seminario" (19 de marzo)
La Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades ha editado los materiales para celebrar el Día del Semanario que, en el Año de la Misericordia, lleva por lema “Enviados a reconciliar”. El Día del Seminario se celebra el día de san José, 19 de marzo o el domingo más cercano. En esta ocasión, la celebración se adelanta al 13 de marzo para que no coincida con el Domingo de Ramos.
El viejo árbol (Cuento infantil)
El cuento para niños titulado "El Viejo árbol" cuenta la bonita historia de un árbol y sus amigos los pájaros que en él se posan a diario. El cuento, perteneciente a la colección de cuentos cortos para educar en valores de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE), es un cuento para reflexionar sobre la ayuda mutua, de las ventajas de la colaboración y el trabajo conjunto y también de la conservación de la naturaleza, en especial del valor del agua como fuente vida.
Vivir el 5º domingo de Cuaresma, ciclo C
JUAN 8, 1-11
Jesús se fue al Monte
de los Olivos. Al alba se presentó de nuevo en el templo y acudió a él el
pueblo en masa; él se sentó y se puso a enseñarles. Los letrados y los fariseos
le llevaron una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio, le
dijeron: - Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio; en la Ley nos mandó Moisés apedrear
a esta clase de mujeres; ahora bien, ¿tú qué dices? Esto se lo decían con mala
idea, para poder acusarlo. Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en
el suelo. Como persistían en su pregunta, se incorporó y les dijo: - Aquel de
vosotros que no tenga pecado, sea el primero en tirarle una piedra. Él,
inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. Al oír aquello, se
fueron saliendo uno a uno, empezando por los ancianos, y lo dejaron solo con la
mujer, que seguía allí en medio. Se incorporó Jesús y le preguntó: - Mujer,
¿dónde están?, ¿ninguno te ha condenado? Respondió ella: - Ninguno, Señor. Jesús
le dijo: - Tampoco yo te condeno. Vete y, en adelante, no vuelvas a pecar.
REVOLUCIÓN
IGNORADA
Le presentan a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio.
Todos conocen su destino: será lapidada hasta la muerte según lo establecido
por la ley. Nadie habla del adúltero. Como sucede siempre en una sociedad
machista, se condena a la mujer y se disculpa al varón. El desafío a Jesús es
frontal:«La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú ¿qué dices?».
Jesús no soporta aquella hipocresía social alimentada por la
prepotencia de los varones. Aquella sentencia a muerte no viene de Dios. Con sencillez
y audacia admirables, introduce al mismo tiempo verdad, justicia y compasión en
el juicio a la adúltera: «el que esté sin pecado, que arroje la primera
piedra».
Los acusadores se retiran avergonzados. Ellos saben que son
los más responsables de los adulterios que se cometen en aquella sociedad.
Entonces Jesús se dirige a la mujer que acaba de escapar de la ejecución y, con
ternura y respeto grande, le dice: «Tampoco yo te condeno». Luego, la anima a
que su perdón se convierta en punto de partida de una vida nueva: «Anda, y en
adelante no peques más».
Así es Jesús. Por fin ha existido sobre la tierra alguien
que no se ha dejado condicionar por ninguna ley ni poder opresivo. Alguien
libre y magnánimo que nunca odió ni condenó, nunca devolvió mal por mal. En su
defensa y su perdón a esta adúltera hay más verdad y justicia que en nuestras
reivindicaciones y condenas resentidas.
Los cristianos no hemos sido capaces todavía de extraer
todas las consecuencias que encierra la actuación liberadora de Jesús frente a
la opresión de la mujer. Desde una Iglesia dirigida e inspirada
mayoritariamente por varones, no acertamos a tomar conciencia de todas las
injusticias que sigue padeciendo la mujer en todos los ámbitos de la vida.
Algún teólogo hablaba hace unos años de «la revolución ignorada» por el
cristianismo.
Lo cierto es que, veinte siglos después, en los países de
raíces supuestamente cristianas, seguimos viviendo en una sociedad donde con
frecuencia la mujer no puede moverse libremente sin temer al varón. La violación,
el maltrato y la humillación no son algo imaginario. Al contrario, constituyen
una de las violencias más arraigadas y que más sufrimiento genera.
¿No ha de tener el sufrimiento de la mujer un eco más vivo y
concreto en nuestras celebraciones, y un lugar más importante en nuestra labor
de concienciación social? Pero, sobre todo, ¿no hemos de estar más cerca de
toda mujer oprimida para denunciar abusos, proporcionar defensa inteligente y
protección eficaz?
José Antonio Pagola