El año litúrgico es un camino progresivo a lo largo del cual vamos profundizando más y más en ese doble misterio de Cristo y de la Iglesia.
Que este camino sea para todos una experiencia de encuentro personal y comunitario con Cristo en el que la historia de la salvación, cuyo culmen es el Misterio pascual de Cristo, siga siendo para nosotros fuente de salvación en las situaciones concretas que nos toca vivir.
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