Una vez decidió Dios visitar la Tierra y envió a un ángel para que inspeccionara la situación antes de su visita.
Y el ángel regresó diciendo: “La mayoría de ellos carece de comida; la mayoría de ellos carece también de empleo”.
Y dijo Dios: “Entonces voy a encarnarme en forma de comida para los hambrientos y en forma de trabajo para los parados”.
Señor, tú te has hecho hombre como nosotros, para compartir todo lo gozoso y lo doloroso de nuestra vida; para estar cercano siempre a cada uno de nosotros. ¡Qué suerte tener un Dios que nos ama tanto , que podemos escuchar, que podemos comulgar; al que podemos contarle nuestras alegrías y nuestros sufrimientos!. Gracias, Señor, porque nos amas.
Me encantan los cuentecillos religiosos.
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