"La paz os dejo, mi paz os doy;
no os la doy yo como la da el mundo.
Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde"
El encuentro con Jesús Resucitado, que ha vencido a la oscuridad y a la muerte, transforma nuestras manos y nuestros corazones en instrumentos de Paz. Pienso en mi entorno y busco y encuentro lugares necesitados de su Paz, y me hago Paz del Señor en ellos.
Es tiempo de pequeñas paces cotidianas, de cuidar los detalles, es tiempo de la paz del corazón y de la conciencia, es tiempo de alabar y de bendecir.
Jesús Resucitado está entre nosotros, aunque aparentemente se haya ido, es tiempo de confiar (aún en las tormentas), de ser valientes y de no dejar que nuestro corazón tiemble ni se acobarde.
¡Nos ha dejado su Paz!.
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