Yo soy el TEMOR DE DIOS, soy respeto a Él, estoy en el corazón de los hombres y mujeres con la intención de que permanezcan cercanos a Dios, nuestro Padre, yo les ayudo para mantenerse en su presencia, con un corazón limpio y puro. Te ayudo cada día en tu camino de santidad. Quiero que seas santo.
Debes contar conmigo para ser capaz de seguir a Jesús y vivir según su Palabra. Cuando el Papa Juan Pablo II, discípulo de Jesús, al cual imagino que admiras mucho, en su visita a Chile, cuando ustedes eran niños les dijo a los jóvenes: “no tengáis miedo de mirarlo a él, mirad al Señor”.
Muchos jóvenes, niños, mujeres y hombres creyentes como ustedes me han tomado en serio, y aun que no lo creas, porque es contrario a las corrientes del mundo, han sido felices, han construido sus vidas en el amor. “No hay lugar para el temor en el amor”.1 Jn. 4,18.
Os invito a que oremos en voz alta, poniendo en manos de Dios Padre nuestras intenciones, acciones de gracias, alabanzas y súplicas, sobre lo que yo, el Don del Santo temor de Dios suscito en vosotros.
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