para que sea “en espíritu y en verdad”,
la oración de los hijos que se dirigen a Dios como a su Padre.
Creo que Él nos llena de su luz y su fuerza
para que celebremos en profundidad los sacramentos,
y los traduzcamos en una vida evangélica
de fe y de apostolado misionero.
Creo que Él, a cuantos participamos en la Eucaristía,
nos llena de su energía, de su novedad, de su vida.
Creo que Él es la suave y eficaz memoria
que nos hace revivir día a día,
la Pascua salvadora de Cristo en nuestra vida.
Creo que Él nos anima a ser testigos
y misioneros del evangelio de Cristo
en nuestra familia y en nuestra sociedad.
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