Todos tenemos fortalezas y debilidades. Todos somos capaces de enfrentar situaciones adversas que, a priori, pueden parecernos insuperables.
Cuando somos capaces de creer en nuestras posibilidades nos atrevemos a afrontar lo que venga porque sabemos que nuestra victoria no será el fruto final de lo alcanzado sino el esfuerzo y empeño que hayamos puesto en aquello que nos proponíamos.
No podemos valorar nuestra fortaleza en función de los resultados, cada momento tiene su razón.
A veces no explotamos todos nuestros dones porque no nos enfrentamos a situaciones nuevas, porque nos arraigamos a lo conocido, a lo que nos da estabilidad... sin pensar que esas situaciones que "nunca creímos poder realizar nosotros" son ocasiones para crecer, para expandir nuestros dones y fortalecer nuestro espíritu.
¡Nada hay imposible!
Encar
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