¡Señor, Tú puedes limpiarnos!


Mc 1,40-45
Como el enfermo de lepra del Evangelio, queremos acercarnos a Jesús para que nos limpie, lave, sane nuestras heridas. La lepra es horripilante a la vista. En la Semana de Manos Unidas recordamos tantas lepras, lacras de nuestro mundo: las injusticias que llevan a la desigualdad, la falta de compartir que lleva al hambre, el egoísmo que cercena la vida de los más débiles…

¡Señor, Tú puedes limpiarnos! Eres el único que puede liberarnos de las costras del aburguesamiento, de la vida fácil, cómoda e insolidaria. Manos Unidas para el Tercer Mundo y Manos Unidas para transformar nuestra sociedad. Cada día en Cáritas, de tantas parroquias, son más largas las filas de personas que vienen a pedir. ¡Qué pena que existan colas para solicitar una ayuda! Ojalá Manos Unidas, para allá y para acá, nos motive a arrojarnos a la presencia de Jesús, a la presencia de los hermanos, para ser sanados de la enfermedad de la falta de compasión con los que más sufren.

El agua del Corazón de Cristo sana todas nuestras enfermedades, si nos acercamos a Él, como el enfermo del Evangelio.

Oración:
Señor, siento tu mano en la miseria de mi dolor. Siento tu mano en el pobre que de rodillas urge compasión. Siento tu mano en la mano de los que afrontan la realidad de los que nada tienen. Siento tu mano en tantas manos unidas para un mundo más humano y mejor.

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