Hace ya más de 24 años que,
llegando las fechas de Navidad, entonamos de nuevo esa antigua canción de José
Luis Perales: “Navidad es Navidad”… Se ha convertido en slogan navideño para
aquellos que deseamos un mundo mejor y para aquellos a los que la Navidad toca especialmente
el corazón queriendo recordar situaciones de nuestro mundo en las que queremos
que Jesús de nuevo vuelva a nacer.
Hoy esta canción resuena por
dentro con toda la novedad del momento. Sus acordes se acompasan en la
actualidad de nuestra historia..
La tierra se alegra y se entristece la mar, ese mar
azotado por los huracanes, desbordado por el viento impetuoso que hace de las
aguas serenas y tranquilas un oleaje devastador.
¡Dejan sus redes y rezan
tantos y tantos habitantes de las costas tropicales que lo han perdido todo!
¡Tantos niños visitados por Katrina, Wilma, Alpha… que vieron cómo se marchaban
sus familiares más cercanos!
¡Miran la estrella pasar
los tripulantes de las pateras que, cargados de esperanza y miedo, se
lanzan a la aventura de buscar una vida más digna y justa!
Hacen en su barco un altar los
subsaharianos que se preparan para el asalto de la muralla que les conducirá a
un país en el que reine la paz y prosperidad. Tantas personas sencillas y
humildes que hacen de Jesús, niño y pobre, elemento fundamental en el camino de
cada día.
Las noches blancas de hospital
desean dejar su llanto en la noche de navidad pero el dolor y la
pérdida de los seres más queridos hacen que su llanto se prolongue. Hospitales
africanos, asiáticos, latinoamericanos… que carecen de los elementos básicos
para atender a los cientos de personas enfermas que alargan sus manos esperando
encontrar una mano amiga cargada de ayuda y solidaridad.
Deseo decirles a los caminantes
sin hogar, que vengan a mi casa esta noche, la casa de un mundo que
albergue a todos por igual sin distinción de raza o color, de posición
económica o social. Una casa de puertas abiertas a compartir amor y felicidad.
Caminante refugiado, caminante
doliente, deja tu alforja llenar de esperanza, de confianza en
que este mundo puede cambiar. Que las riquezas pueden ser repartidas
equitativamente y… que la mayor riqueza reside en nuestro interior, esa que
nadie nos puede quitar. Si miras hacia atrás sufres, si miras hacia delante te
entristeces, pero si miras a los lados verás a Jesús caminando contigo
acompañando todo lo que vives y eres.
¡Ven soldado, vuelve ya!, para
sanar tus heridas, para prestarte esa paz que deseas encontrar
en Irak y en tantos pueblos donde la violencia se adueña de nuestros corazones.
Donde es más importante el dinero conseguido con la exportación de armas que la
vida humana, donde la violencia se alza como bandera de las naciones
queriéndonos recordar que la persona no cuenta, que el dinero es el rey.
Si escuchamos el mensaje, dejaremos
el odio y construiremos la paz que une a los pueblos y a las personas.
Iremos con Él en Navidad, en verano y en pascua, porque Él será el centro que
nos mueva a vivir en armonía y fraternidad.
Que las notas de esta canción
sigan haciendo eco en este nuestro mundo, tan dividido y fragmentado. Que
cuidemos la tierra que Dios nos ha dado colaborando y mimando cada una de sus
criaturas.
Que seamos artífices de la paz en
nuestro entorno más cercano y también en el más lejano.
Que no cerremos los ojos ante la
llegada de la navidad pensando en luces de colores y árboles decorados de
bonitas figuras. Que nuestra figura principal y central sea la de un Dios hecho
niño que se hizo débil con el débil y humilde por siempre jamás.
Encar_AM
Muy buen material, gracias por su aportación a nuestras actividades apostólicas.
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