Señor, somos muchos los que te invocamos como Padre.
A pesar de todo, seguimos separados,
incapaces de ser hermanos plenamente.
Tratamos de hablar una misma lengua,
pero estamos llenos de nosotros mismos,
de nuestra manera de entender las Escrituras.
Que tu palabra, Señor, habite en nosotros
y que tu Espíritu nos dé una sola lengua, un solo corazón
para invocarte desde una misma Iglesia común.
Que construyamos juntos
un mundo en el que todos seamos solidarios
cimentado en la justicia y la libertad
un mundo en el que todos seamos hermanos,
un mundo en paz.
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