Y dice Dios:
Yo no amo a los buenos
(aunque también).
Yo amo a los malos
(sobre todo).
Los buenos ya tienen
bastante con su bondad.
Los buenos tienen
virtudes, méritos, valores.
Un historial de
compromiso,
escrito en el libro de
oro de los reconocimientos
¿Para qué me quieren a
mí?
Yo, el Dios del amor y
de la misericordia,
les ofrezco el desierto,
una tienda, un oasis,
un poco de agua, varias
puestas de sol,
el silencio, (nunca el
reproche), mi amor y mi compañía.
Es todo lo que tengo.
Les doy todo lo mío.
Para los buenos no sé si
me alcanzará,
pero voy a intentarlo
también.
Y le dije a Jesús que se
subiera a un árbol,
y desde allí, en medio
de la plaza mayor, gritase:
Las
prostitutas irán por delante de vosotros en el reino.
Venid
los cansados y agobiados.
Yo
soy el camino, y la verdad y la vida.
Vuestro
Padre que ve en lo escondido...
Y nosotros le diremos:
Gracias, Señor, pero
aumenta nuestra fe...
Estamos tan confundidos
y ofuscados
por otros intereses, por
otras componendas,
que se nos olvida lo que
es fundamental
para poder disfrutar de
Ti y de tu presencia..
Estamos tan seguros de
que lo que hacemos, pactamos
y firmamos va a ser lo
mejor para tu reino,
que nos vamos llenos de
razones contundentes
dejando a tantos
corazones sin esa migaja de escucha,
de atenta compresión de
su dolor y su esperanza.
Poco remedio tenemos,
Señor,
Pero Tú sabes que sin
ser buenos del todo,
Tampoco somos tan malos
como piensan.
Confiamos en que Tú,
-que sabes sacar la
“media”-
nos sostengas, acompañes
y nos ames,
olvidando las miserias.
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