3 actitudes ante la estrella


Como telón de fondo, un paisaje con palmeras y camellos. Unos "magos" buscan,  alertados por una estrella, al "Rey de los judíos que ha nacido".
Y la Iglesia se siente misionera, al pensar que ese Niño viene para salvar también a los  que estaban lejos: "Tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos". "También los  gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo~.

Se dan tres actitudes ante esa estrella que anuncia:

- Herodes: se sobresalta. Ese Niño es un peligro. Es demasiado libre ante el dinero, ante  el poder. Puede socavar los cimientos del orden establecido. Hay que acabar con él. Y sigue resonando, hoy, en el mundo el llanto de los inocentes. Tanta libertad y tanta  limpieza siguen, hoy, chocando con demasiados intereses creados. No se puede consentir  que alguien busque otro orden de cosas, que se salga de la zona controlada. Es peligroso.

- Los entendidos: "Convocó a los sumos sacerdotes y a los letrados del país y les  preguntó dónde tenía que nacer el Mesías". Ellos lo saben, y lo dicen: pero se quedan en  casa. Una llamada aquí a los "profesionales" de la palabra y del consejo: sacerdotes,  educadores, religiosos, padres de familia, catequistas... No todo consiste en saber. Dar un  buen consejo nunca fue difícil: lo difícil es ir delante. ¡Qué triste orientar a otros y quedarse en tierra! 

- Los magos: se dejan cuestionar por la estrella. Dejan su rincón confortable y se ponen  en camino. Buscan, preguntan, no se desaniman. Finalmente, son capaces de saltar las apariencias y reconocerlo: "Vieron al Niño con  María, su Madre, y cayendo de rodillas lo adoraron". La fe como aventura maravillosa; como llamamiento a salir de nuestro rinconcito caliente;  como invitación a buscar, a aceptar los trocitos de verdad que nos van dando los otros, a  no desalentarnos cuando la estrella se esconde cuando Dios guarda silencio. La fe como  un abrir los ojos de dentro y ver las cosas de otra manera, con una profundidad distinta: a la  manera de Dios. La fe como un aprender a descifrar su Palabra, que nos llega en otra  clave; a descubrir su rostro en el otro, su huella en la vida, su amor en el sufrimiento.

Jorge Guillén García (Al hilo de la Palabra)

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