La cruz de la JMJ quedó conocida con diferentes nombres: Cruz del Año Santo, Cruz del Jubileo, Cruz de la JMJ, Cruz Peregrina, y muchos la llaman Cruz de los Jóvenes porque ella fue entregada por el Papa Juan Pablo II a los jóvenes para que éstos la llevasen por todo el mundo, a todo los lugares y todo el tiempo.
La cruz de madera de 3,8 metros fue construida y colocada como símbolo de la fe católica, cerca del altar principal en la Basílica de San Pedro durante el Año Santo de la Redención (desde la Semana Santa de 1983 hasta la Semana Santa de 1984). Al finalizar aquel año, después de cerrar la Puerta Santa, el Papa Juan Pablo II dio esa cruz como un símbolo del amor de Cristo por la humanidad. Quienes la recibieron, en nombre de toda la juventud, fueron los jóvenes del Centro Juvenil Internacional San Lorenzo, en Roma). Éstas fueron las palabras del Papa en aquella oportunidad: "Mis queridos jóvenes, al concluir el Año Santo, yo les confío a ustedes el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llévenla por el mundo como una señal, como un símbolo del amor de Cristo por la humanidad, y anuncien a todos que solamente en la muerte y en la resurrección de Cristo podemos encontrar la salvación y la redención" (Su Santidad Juan Pablo II, Roma, 22 de abril de 1984).
Los jóvenes acogieron el deseo del Santo Padre. Desde 1984, la cruz de la JMJ peregrinó por el mundo, a través de Europa, más allá de la Cortina de Hierro, y hacia pueblos y localidades de las Américas, Asia, África y Australia, estando presente en cada celebración internacional de la Jornada Mundial de la Juventud. En 1994, la cruz comenzó un compromiso que, desde entonces, se convirtió en una tradición: su jornada anual por la diócesis del país sede de cada JMJ internacional, como un medio de preparación espiritual para el gran evento.
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