Bienvenidos, sus Altezas Reales, al año 2018. Un año más comprobáis como la alegría y el griterío de todos nuestros niños y niñas expresan la ilusión con que os esperaban. Hoy, mirando al cielo, contemplando la estrella que os ha guiado podemos decir que, esta noche, es la noche más mágica del año. Nunca, el Oriente y Occidente, se habían dado tan cerca y tan fuertemente la mano.
Muchas esperanzas y deseos, proyectos e ilusiones, tienen depositadas en vosotros los más pequeños de nuestra ciudad/pueblo. Haced realidad, en la medida en que podáis, tantos sueños con los que, en esta noche, estos niños y niñas descansarán. Sus peticiones, Majestades, reflejan la transparencia y la inocencia que, los más mayores, tal vez hemos perdido.
Os damos las gracias. El hecho de que lleguéis puntualmente a nos llena de satisfacción y de orgullo. Sabemos que nuestra ciudad/pueblo, es especialmente señalada y reservada para iniciar vuestro viaje por estas tierras. ¡Gracias, de corazón por esta deferencia!
Os damos las gracias porque, vuestro camino, no ha sido un trayecto fácil. Habéis tenido que luchar con ciertas dificultades y comprobado, al cruzar decenas de países, que no todo anda bien en el mundo. Que la violencia, el hambre, la pobreza, la droga, el aborto, la violencia de género y hasta la falta de fe, condicionan en parte la felicidad y el egoísmo de los hombres. Permitidme, en este momento, entregaros una carta en nombre de esta ciudad/pueblo de para que, por todos los hogares por donde paséis en esta madrugada dejéis, por lo menos, unos gramos de paz en la balanza de aquellos que tanto de vosotros esperan.
Nosotros, que presumimos de tenerlo todo, necesitamos de una mano que nos empuje. De una voz que nos anime. De una luz que nos ilumine. ¿Queréis ser vosotros Majestades?
Aquí tenéis a vuestros seres preferidos: ¡a todos los niños y niñas ! Vuestros son, Majestades, sus ilusiones y sus sueños. Sólo vosotros conocéis, de puño y letra de cada uno de ellos, lo bien o lo mal que se han portado; la salud o los problemas de su familia, estudios o trabajos. Os pido, en nombre de todos ellos, que no paséis de largo de sus hogares. Hoy, más que nunca, esta ciudad /pueblo, necesita escuchar vuestras pisadas que nos traen el secreto y el silencio de vuestra felicidad.
Hoy, más que nunca, somos mendigos de vuestros abrazos y besos; la tierra está excesivamente fría en sentimientos.
Hoy, más que nunca, porque queremos un futuro mejor para estos habitantes que os reciben, os solicitamos que entréis en cada una de sus casas. Que llevéis la salud si hay enfermos. Que regaléis amor, si amanece el odio. Que procuréis en abundancia esperanza, si observáis que el pesimismo crece como una mala planta.
Reyes Magos, vosotros que sois sabios y hombres de ciencia; que os dejáis seducir y guiar por esa hermosa Estrella de Navidad para llegar a todos los hogares del mundo, haced lo posible para que Dios, como gran regalo, entre a formar parte del gran tesoro de todas las familias que hoy os reciben. Sabemos que, vuestra generosidad y vuestra presencia, tiene un origen y un fin: DIOS.
Melchor, Gaspar y Baltasar. ¡Esta ciudad/pueblo, es vuestro¡ Os entrego esta llave mágica. Con ella no solamente podréis abrir todas las casas de esta localidad. ¿Sabéis cual es el secreto de esta llave? Qué además, Majestades, podéis con ella abrir el corazón de todas las personas, mayores y niños, y depositar en ellos a Jesús el Hijo de Dios.
Javier Leoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario