Ábrenos los ojos y los oídos del corazón

Ven, Espíritu Santo.
Ven, Padre de los pobres.
Ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz.

Hay tantas sombras de muerte,
tanta injusticia, tanta pobreza,
tanto sufrimiento.
Penetra con tu luz nuestros corazones.
Habítanos porque sin ti no podemos nada.

Ilumina nuestras sombras de egoísmo,
riega nuestra aridez, cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza,
elimina con tu calor nuestras frialdades,
haznos instrumentos de solidaridad.

Ábrenos los ojos y los oídos del corazón,
para saber discernir tus caminos en nuestras vidas,
y ser constructores de Vida Nueva.

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