Día Universal del Niño (20 noviembre)

Se cumplen 25 años desde que el mundo prometiera a los niños que haríamos todo lo posible para proteger y promover sus derechos a sobrevivir y prosperar, a aprender y crecer, para que se hagan oír y alcancen su pleno potencial. A pesar de los avances generales, la situación de muchos niños ha empeorado aún más. Antiguas y nuevas dificultades se han combinado para privar a muchos pequeños de sus derechos y de los beneficios del desarrollo.

Para hacer frente a estos retos y llegar hasta los niños que han quedado más rezagados, necesitamos nuevas formas de pensar y actuar, tanto adultos como menores.

Hay mucho que celebrar en el 25º aniversario de la Convención, desde la disminución de la mortalidad infantil al aumento de la escolarización. Pero este hito histórico también debe servir como un recordatorio urgente de que aún queda mucho por hacer. Son demasiados los niños que todavía no gozan plenamente de sus derechos al igual que otros.

En septiembre de 2000, durante la Cumbre del Milenio, los líderes mundiales establecieron los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que incluyen reducir a la mitad la pobreza extrema, detener la propagación del VIH/SIDA y lograr la enseñanza primaria universal para el 2015. Aunque los ODM están dirigidos a toda la humanidad, seis de ellos incumben de forma directa a la infancia, y los otros dos también contribuirán a mejorar las vidas de los niños y niñas. 

En 2013, durante la ceremonia de firma y depósito de los instrumentos de ratificación o adhesión relacionados con tratados, que se celebró en Nueva York, la ONU instó a aquellos Estados Miembros que aún no han ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y sus tres Protocolos Facultativos a hacerlo, ya que son acuerdos vitales para la protección de la infancia contra el abuso y el maltrato.

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