Ayúdanos, Señor, a aceptar nuestras limitaciones.
Ayúdanos, Señor, a creer
que detrás de las nubes está el sol;
que los desnudos árboles de otoño
volverán a vestirse de hojas...
si tenemos la paciencia de esperar.
Ayúdanos, Señor, a aceptar nuestras limitaciones.
Ayúdanos, Señor, a comprender
que para alcanzar la cima de la montaña
hay que atravesar el largo valle,
que la vela difunde su luz
a base de consumirse poco a poco.
Ayúdanos, Señor, a aceptar nuestras limitaciones.
Ayúdanos, amado Señor,
a desprendernos de las pretendidas seguridades
que no podemos tener y que nos hacen tan inseguros;
ayúdanos a comprender que nuestros temores
aumentan nuestra inquietud y nuestra impaciencia.
Ayúdanos, Señor, a aceptar nuestras limitaciones.
Ayúdanos, Señor,
a aceptar nuestras limitaciones.
Confiamos en Ti como un niño
que siente seguro en brazos de su madre.
Ayúdanos a caminar por donde no podemos ver,
sabiendo que Tú estas ahí, con nosotros. Amén.
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