Todos estamos en la misma barca

El Señor Jesús da un giro copernicano al establishment. A saber:
En el orden del espíritu: «No os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos» (Mt 23,8) Estas palabras tendrían también que dirigir nuestra vida laboral, personal, generalmente apuntalada en lo que los otros nos dicen que debemos hacer o tomándolos como modelos -ídolos en verdad- de lo que ellos hacen. Hay una verdad que es ineludible y liberadora al 100%: todos los seres humanos estamos en la misma barca -lo queramos admitir o no- y en ésta no hay distintas categorías de peaje. De ahí que nos diga el Maestro: «Y todos vosotros sois hermanos» Sí que encontramos distintos servicios, ministerios, aptitudes, dones...pero lo dicho: todos en la misma barca, la creatural que se traduce en seres pobres, necesitados, limitados, FINITOS.
- En el orden de las relaciones: «No llaméis a nadie Padre vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo» (v.9) Nótese que dos veces aparece la palabra Padre en mayúscula indicando con ello que se trata de un nombre propio. -¿Qué nos quiere subrayar? De las distintas definiciones del vocablo padre se nos dice origen, principio. En Teología la palabra padre con mayúscula se refiere a la primera persona de la Santísima Trinidad.Nuestros padres lo fueron una vez -cuando nos engendraron- y ahí se acabó el darnos la vida, que de forma permanente nos es dada por quien es Principio y Fin de todos y de todo: DIOS. De ahí que no hay más Padre que Él.
- En el orden del crecimiento humano: «No os dejéis llamar Directores, porque uno solo es vuestro Director: el Cristo» (v. 10) Al igual que Padre la palabra Director también está en mayúscula. ¡Cuánto y cuánta va por la vida con aquello de consejos vendo y para mí no tengo! Buscan desesperadamente autoafirmarse en base a una supuesta dirección con los otros, que en definitiva no deja de ser puramente ilusoria. Se encuentran a su paso con hermanos y hermanas con problemáticas muy dolorosas y no pocas veces complejas que requieren de buenos profesionales y no de mequetrefes que con sus nefandos consejillos de revistilla engordan los problemas en cuestión.
Nos urge vivir la vida desde la orilla de la sencillez, con zapatillas de andar por casa, sin pretensiones que superen nuestra capacidad y por ello nos vengan anchas con la consiguiente tanda de sufrimientos inútiles y que en la mayoría de los casos se podrían evitar. Según apostemos así nos irá. Con Jesús, ganancia asegurada, aunque el mundo nos diga lo contrario. El corazón sabio así lo vive y si no: ¿que hicieron madre Teresa de Calcuta, Domingo de Guzmán, Francisco de Asís, Catalina de Siena entre otros?

Sor Mª Ángeles Calleja Cidoncha, monja contemplativa 

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