Alegraos por Jesús

¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad? Mt 21,23-27

El Papa Benedicto, no hace mucho tiempo, nos alertaba de lo siguiente: “en el mundo hay un gran olvido sistemático de Dios”. ¿Qué es la Navidad entonces? ¿Para qué una Navidad sin Niño? ¿Para qué un Belén sin amor divino? ¿Para qué gastar kilowatios en luces, si esas luces, no significan algo más profundo  que fasto y gasto desenfrenado?
Nosotros, como cristianos, tenemos un gran reto: que no nos roben el sentido de la Navidad. Nuestra alegría será gigantesca, verdadera, ilusionante, si ponemos a Jesús en el centro de estos días que se acercan. ¿Es Jesús tu alegría? ¿Ponemos la estrella, el árbol, el belén, los adornos en su nombre?
Algunos (incluso cristianos) cuelgan en sus casas, en sus balcones y en sus ventanas a “ese muñeco barrigudo y barbudo llamado papá noel”. Nosotros, por el contrario, en el corazón y en el hogar…pondremos el Belén. Entre otras cosas porque nos alegramos del nacimiento de Jesús. ¡Somos los de Jesús!

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