En las grandes ciudades, si lo pensamos un momento, la gente va deprisa; camina acelerada; mira al frente pero no se mira de frente; cada uno marcha hacia su responsabilidad. Recientemente nos sorprendía una noticia: “un trabajador ha permanecido muerto en su mesa de trabajo cuatro días, sin que nadie se percatase de lo sucedido”. Necesitamos de la Navidad. Entre otras cosas para que el Señor mueva nuestra compasión y revitalice nuestros sentimientos de solidaridad con los que sufren. ¿Lo harás Señor? ¿Dejaremos que renazca en nosotros la compasión? ¿Quieres saber cómo puedes ser feliz? ¡Haciendo felices a los demás! En definitiva, eso es lo que intentará, Dios con nosotros, en Navidad.
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