Ni reyes ni magos


Baltasar de Arabia, Gaspar de India y Melchor de Persia

Melchor, Gaspar y Baltasar. Con sólo escuchar sus nombres una sonrisa se esboza en el rostro de miles de niños. Cada seis de enero los regalos inundan muchas casas. Se festeja la llegada de los Reyes Magos al portal de Belén, donde entregaron tres presentes al niño Jesús. Este encuentro forma parte de la tradición cristina desde prácticamente su origen, aunque ha sufrido numerosas transformaciones y adornos a lo largo de los siglos. Por ejemplo, los Evangelios no especifican en ningún momento su condición de reyes. Ni siquiera su número exacto. Y mucho menos cita sus nombres. Entonces ¿existieron realmente? Lo cuenta David Valera en ABC.

Las textos bíblicos que se refieren a estos personajes son escasos y ambiguos. El evangelio de Mateo habla de la llegada de varios magos de Oriente a Belén para entregarle unos presentes a un recién nacido Jesús. Aquí, la calificación de magos no se refiere a una condición sobrenatural, sino a una manera de la época de señalar a personas con un conocimiento superior a la media. Normalmente se trataba de hombres sabios que mantenían costumbres paganas para los judíos del momento. Se supone que los Reyes Magos al venir de Oriente, es decir, más allá de Jerusalen, poseían esta condición. Los magos se convierten en reyes a partir del siglo VI, en un intento de dotar al relato de más fuerza y resaltar que las culturas paganas reconocían al nuevo mesías.

Otro aspecto sin aclarar tiene que ver con el número exacto de magos que acudieron a Belén. La convención de que fueron tres proviene de la enumeración en el evangelio de Lucas de los regalos -oro, incienso y mirra- que recibió Jesús. Al ser tres presentes, se asumió que se trataba de tres magos. Sin embargo, hay Evangelios apócrifos, como el 'Armenio de la infancia', en que se cita un cuarto rey que habría entregado al recién nacido un libro que contendría gran cantidad de saberes.

Una vez acordado el número exacto de reyes, se procedió a darles un nombre años después. De hecho, la primera representación en la que aparecen los tres personajes con los nombres actuales data del siglo VI. Se trata de un mosaico de la iglesia de San Apolinar Nouvo de la ciudad italiana de Rávena. Este dibujo es muy interesante porque los reyes aparecen con trajes persas. Y es que la procedencia de los magos es otro de los grandes misterios. Algunas interpretaciones posteriores ubicaron a cada rey con una región distinta: Baltasar de Arabia, Gaspar de India y Melchor de Persia.

Si cada mago era de una región distinta, es evidente que partieron por separado y confluyeron cerca de Jerusalen. Según la tradición cristiana, no se perdieron durante el viaje gracias a la estrella de Belén, que les anunció el nacimiento de Jesús e indicó el camino para llegar. En la actualidad se ha intentado explicar ese fenómeno celeste como una conjunción planetaria o una explosión de una supernova, motivo suficiente para un brillo fuera de lo normal en el firmamento. En cualquier caso, es imposible que realizaran un trayecto tan largo en sólo trece días. Un viaje que la cultura popular siglos más tarde dotó con camellos.

Pero, ¿qué fue de los Reyes Magos? Tras visitar a Jesús toda referencia desaparece de los textos bíblicos. Sin embargo, pocos saben que la tumba de los magos de Oriente se puede visitar en la Catedral de Colonia (Alemania). Según cuenta la leyenda, en el siglo IV, una devota Santa Elena obsesionada por recuperar todas las reliquias del cristianismo, encontró los supuestos restos de los reyes y los trasladó a Constantinopla.

Posteriormente se llevaron a la iglesia de San Jorge de Milán y ya en el siglo XII a la Catedral de Colonia, donde pueden contemplarse hoy en día.

David Valera (Diario ABC)

No hay comentarios:

Publicar un comentario