Son aquellos momentos en los que nuestra estabilidad se trunca, en los que podemos sentir que todo se derrumba a nuestro paso, en los que no vemos soluciones a problemas cotidianos o no tan cotidianos.
En esos momentos el suelo se convierte en una cuerda en la que tenemos que hacer equilibrios para no caer.
Pero, lo peor de todo sería no tener siquiera esa cuerda y caer al vacío.
Al fin y al cabo la cuerda nos mantiene en pie, nos da una oportunidad para afrontar esas situaciones, nos marca una linea y un camino a seguir que, con nuestro equilibrio, nos ofrece la oportunidad de llegar a la meta que nos marca.
Miremos esa cuerda como "oportunidad" para caminar, para sentir la fortaleza interior que todos albergamos dentro y para, con humildad, sentirnos vulnerables y necesitados de los otros.
Contemplemos esa cuerda con expresión esperanzadora, alentadora y emprendedora.
La cuerda nos llevará a buen fin si conseguimos superarla.
Encar
www.reflejosdeluz.net
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