El origen de la palabra proviene de la época del renacimiento, concretamente en España. Los escultores españoles cuando cometian algun error mientras tallaban estatuas de mármol caras, disimulaban los defectos con cera.
Asi, una estatua que no tenia ningún defecto y no necesitaba retoques era reconocida como una "escultura sin cera".
Con el tiempo la definición evolucionó hasta la conclusión de que quien no oculta nada, es una persona sincera.
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