“Usted perdone -le dijo un pez a otro- es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame, ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado”.
“El Océano -respondió el viejo pez- es donde estás ahora mismo”.
“¿Esto? Pero si esto no es más que agua... Lo que yo busco es el Océano”, replicó el joven pez totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.
Señor, tenemos quien nos ama en la casa o entre los amigos y a veces se nos mete en la cabeza que nadie nos quiere. Queremos a algunas personas y, sin embargo, les hacemos sufrir. ¡Cuánto despiste hay en nuestra vida!. Ayúdanos a andar con los ojos abiertos, para no engañarnos ni dejarnos engañar.
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