No siempre, el nadar en la abundancia, es sinónimo de felicidad. La flor “azalea” refleja la virtud de la templanza. Hoy ante María Virgen queremos aprender a:
-Saber discernir entre la calidad y la cantidad
-Anteponer la belleza interior ante la seducción de lo puramente externo, con aparatosidad y sin sentido.
-Ser moderados a la hora de acaparar y de poseer
Te presentamos Virgen María esta flor y con ella nos comprometemos a valorar los riesgos del abuso de las cosas o el equilibrio que da el buen uso de ellas. Por encima de todo, nos comprometemos a conformarnos, como lo hiciste tu María, con las pequeñas satisfacciones de cada jornada que, más allá de su sencillez, nos hacen sentirnos vivos y puestos al servicio de una causa: ser felices y hacer felices a los demás.
“No sólo es ciega la fortuna, sino que frecuentemente vuelve ciegos a los que abraza” (M.T.Ciceron)
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