Madre, dice el viejo adagio, no hay más que una. Y, cuando se trata de María, es además sinónimo de fidelidad y de constancia sin límites.
La flor “begonia” es una flor de temporada. También, la vida de muchos cristianos, florece de vez en cuando.
Aún recuerdo, cómo recientemente, en una reflexión leía aquello de “los cristianos de la BBC” (cristianos de bautizo, boda y comunión).
Uno de los grandes males que rodean a nuestra Iglesia es precisamente ese….”los cristianos de temporada”.
Hagamos oración ante Santa María para que, aquellos que hemos sido bautizados, vivamos nuestra FE con un grado de cierta coherencia, compromiso y definitivo.
María, tú nos das precisamente esa gran lección: después de decir “sí” en la gruta de Nazaret…te comprometiste hasta el final de tus días con lo que Dios te sugería aunque no lo comprendieras.
Que la fiesta de la Ascensión sea una llamada a la madurez y al cuidado de nuestra fe personal y comunitaria.
“La esperanza cristiana es un sentimiento muy bueno,
y todo lo que es bueno no muere nunca” (Anónimo)
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