Navegar en la fe es remar con un fin


Al escuchar esto de “HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR” podríamos pensar que las cosas no coinciden. Continuamente  estamos  hablando de
que Dios nos creó libres y quiere que seamos libres, sin dejarnos esclavizar por nada ni por nadie y,  resulta que nos propone como ejemplo a una mujer que dice que quiere ser la esclava del Señor.
¿Qué es esto? Bueno, hay que tener en cuenta el lenguaje de hace más de 2.000 años y la cultura en que se escribió. Por eso es importante que  siempre  que leamos  la Biblia nos informemos  antes bien  del significado del texto. No recéis cosas que no entendéis; preguntad, buscad…
Brevemente, podemos decir que en la época en que vivió Jesús y María, los esclavos o los siervos no estaban bien vistos pero era algo normal   tenerlos.   Se   consideraban inferiores  y  como  si  los  demás tuvieran derecho a tratarlos mal por eso. La expresión que dice María es una metáfora. Ser la esclava del Señor significa aquí que prefieres ser alguien sencillo y que no se cree superior a los demás; que no coges los primeros puestos ni necesitas que los demás te aplaudan todo lo que hagas; que eres capaz de renunciar a tus gustos o deseos en algún momento, para servir a otros que lo necesiten. Y para hacer todo eso, te aseguro que hay que ser muy, muy libre. Toda una mujer. O todo un hombre….
¿No hay momentos en que sientes que tus propios deseos o tu pereza o tu egoísmo o tus enfados te atan y no te dejan ponerte al servicio de los demás? Sé libre. Intenta romper con todo ello y pon tu vida al servicio de los demás.

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