Nueva condena de la Santa Sede a los atentados contra cristianos en Kenia y Nigeria


Prosiguen las persecuciones contra los cristianos en el mundo y una vez más el teatro  de las violencias ha sido África, la tierra donde es más fuerte el signo de esperanza y apertura que los cristianos mismos logran dar con su presencia. Y tal vez —como han notado algunos— es precisamente su naturaleza vocacional al diálogo lo que atrae el odio feroz de quienes ven un peligro en la confrontación.

Dos atentados terroristas en Nigeria y en Kenia provocaron ayer veintiún muertos y decenas de heridos, entre ellos varios niños. El episodio más grave se produjo en la ciudad septentrional nigeriana de Kano, donde un comando de terroristas abrió el fuego dentro de la Universidad Bayero.  Los agresores primero lanzaron bombas contra el teatro del campus, que los cristianos utilizan para las funciones religiosas, y luego abrieron el fuego sobre la multitud aterrorizada que trataba de huir.   

La matanza no ha sido aún reivindicada, pero Kano en el pasado ha sido escenario de atentados sangrientos cometidos por fundamentalistas de Boko Haram, grupo terrorista que pretende instaurar la ley islámica en toda Nigeria. Los Boko Haram también reivindicaron los ataques durante la misa de Navidad  de 2010 en dos iglesias cristianas en  Jos y la matanza en la sede de la ONU en Abuja en agosto de 2011. Casi simultáneamente, se lanzó una  bomba contra una iglesia en el barrio popular de Ngara en Nairobi, Kenia, poco antes del inicio de la función religiosa. El estallido provocó un muerto y decenas de heridos, algunos de los cuales han sido hospitalizados en graves condiciones.
Desde Rimini, el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, se mostró vivamente preocupado por los repetidos ataques.  «Vivimos —ha subrayado— en una intolerancia cada vez mayor, una intolerancia a veces incluso cruel contra los cristianos y estamos preocupados porque lo cristianos son un factor de equilibrio, de reconciliación, de unidad y no de conflictos, en la fronteras del mundo, en las trincheras del mundo, como se ha puesto de relieve en los países africanos y también en Oriente Medio». Por tanto, añadió el purpurado, «parece extraño que haya una lucha de intolerancia, una agresividad tan fuerte contra los cristianos, que dan una contribución de reconciliación y de paz, de justicia y de solidaridad».
En la misma línea, el presidente de la Conferencia episcopal italiana, cardenal Angelo Bagnasco. «La persecución religiosa —ha recordado— por desgracia no es un hecho nuevo. Se esperaba que fuera algo ya ampliamente superado, pero de hecho no lo es en algunas partes del mundo». Pero los cristianos africanos, ha observado, «reaccionan a las persecuciones con fuerza y sin voluntad de venganza».  
El jesuita Federico Lombardi, director de la Oficina de información de la Santa Sede, ha definido los ataques horribles y execrables, firmemente condenables. Y la Unión Europea, a través de un portavoz, ha expresado el deseo de que los autores de las matanzas sean llevados cuanto antes a la justicia.

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