El corazón de los seres humanos nace y renace cada día en función de los actos que realizamos.
Si sembramos y cuidamos el amor, recibiremos amor... por el contrario si sembramos egoísmo e individualidad recibiremos distancia y soledad.
¡Qué grande encontrar personas que abran su corazón a aquel que le necesita!
¡Qué grande unir las manos formando una cadena por un mismo fin!
¡Qué grande ayudar a los otros ofreciéndoles aquello que somos!
La bondad de las personas se manifiesta en los hechos, se contagia con la vida y se reproduce con la constancia y la mirada limpia.
¡Que nuestros brazos estén siempre dispuestos a la creatividad y fortaleza de aquellos que quieren ser felices haciendo felices a los otros!
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