Hubo una explosión de Amor. El Amor lo dio todo de sí, como no puede dejar de hacer.
Hay fuerzas que empujan hacia la implosión. Hay anti-Amor. Pero el Amor es más fuerte que todo. El Amor no cesa de amar. Nada ni nadie puede frenar su dinamismo puesto que de Él venimos y a Él nos dirigimos, mientras... ¡EN EL AMOR VIVIMOS!
Todo queda acogido, recogido, vivificado en el seno cósmico que todo lo nutre. Nada se halla fuera del Amor, mas Él se retira suavemente para dejar ser lo que de él nació pues si no lo hiciera sólo existiría Él.
Amorosa Unidad. Todo en todo. Todos con todo. El Todo en todo. Y todas las cosas existentes, sean cuales sean, se dirigen inexorablemente hacia una expansión del Amor que, cuando llegue el momento, todo lo abrazará nuevamente en sí para dotarlo de nueva vida, para enjugar lágrimas nacidas en el devenir, para iluminar los rincones vitales que se dirigieron hacia la sombra de la luz.
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