Tanto es así, que a veces, la sola mención de un plato determinado es suficiente para producir ese efecto; y lo mismo sucede cuando estamos presenciando una película o un programa de televisión y en la pantalla se nos presenta un delicioso platillo: automáticamente, nuestras glándulas salivales comienzan a secretar su líquido.
Este fenómeno que más de una vez hemos experimentado, da origen a la frase que metafóricamente utilizamos para aludir a algo que nos produce esa sensación de saborear cierto manjar.
Pero, atención, la expresión hacerse agua la boca no se limita a la ingestión y saboreo de una comida, sino que se extiende al sentido figurado y suele aplicárselo en referencia a un hecho muy deseado y de inminente realización, aunque no tenga relación alguna con la comida.
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