Somos semillas destinadas a crecer, madurar y fructificar.
La semilla que cae en tierra buena da fruto bueno, la que cae en tierra mala muere sin dar fruto.
Nuestra semilla es aquello que nos da vida, que nos hace buscar la luz y el agua para poder seguir creciendo y embelleciendo el planeta.
Somos semilla que una y otra vez vuelve a su interior para alimentarse y dar vida.
Somos semilla, inicio de nuestra propia creación necesitada de visitar frecuentemente para conocernos, para encontrarnos con Aquel que nos ha creado y para expandirnos hacia fuera desde la tierra que nos alimenta y enraíza con nuestra profundidad, nuestra humanidad y nuestro deseo de dar a luz aquello que somos desde dentro.
Si la semilla está viva dará vida... por siempre y para siempre.
Encar
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