¡Enséñame!
Señor, enséñanos a orar sin olvidar el trabajo,
a dar sin mirar a quién,
a servir sin preguntar hasta cuando,
a sufrir sin perder la fe,
a progresar sin perder la simplicidad,
a hacer el bien sin pensar en resultados,
a disculpar sin condiciones,
a marchar para el frente sin contar los obstáculos,
a creer sin malicias,
a escuchar sin herir,
a comprender al próximo, sin exigir entendimientos,
a respetar los semejantes sin reclamar consideraciones,
a dar lo mejor de nosotros.
Enséñanos también la ejecución del propio deber,
sin cobrar reconocimiento...
Enséñame Señor, a caminar en las sombras,
que yo sabré procurar la luz, amén!
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