¡Aprended a conocer a Cristo y dejaos conocer por Él!.
Ya sabéis que antes de dar comienzo a su vida pública, Jesús se retiró a orar cuarenta días en el desierto. Pues bien, queridísimos jóvenes, procurad haced un poco de silencio también vosotros en vuestra vida para poder pensar, reflexionar y orar con mayor fervor y hacer propósitos con más decisión.
Hoy resulta difícil crearse ”zonas de desierto y de silencio” porque estamos continuamente envueltos en el engranaje de las ocupaciones, en el fragor de los acontecimientos, en el reclamo de los medios de comunicación, de modo que la paz interior corre peligro y encuentran obstáculos los pensamientos elevados que deben cualificar la existencia del hombre.
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