El Sínodo de Obispos dedicado a la nueva evangelización llegó a la mitad de su camino el 17 de octubre con la relación del cardenal William Wuerl, relator general, que intentó sintetizar las líneas maestras de lo dicho en las intervenciones de los asistentes.
El arzobispo de Washington recordó que en la oración de apertura Benedicto XVI afirmó que saber y proclamar la verdad de Jesucristo es el primero de los dos grandes pilares de la evangelización. El segundo es la caridad: “Sólo cuando vivimos la palabra inseparablemente del amor alcanzamos la evangelización”, dijo Wuerl.
Las siguientes ideas sintetizan la citada relación de Wuerl, cuyo contenido quiere servir de ayuda al coloquio en los grupos lingüísticos (círculos menores), que preparan las propuestas que se presentarán al Papa.
— El debate ha acentuado la participación crucial y vital de todo católico en la misión evangelizadora, lo cual exige la intervención activa de los fieles laicos. Es tarea de todos invitar a la gente a volver a la práctica de la fe. Esto se hace de palabra, pero también y principalmente con hechos y con el ejemplo del modo de vida.
— Existe la necesidad de una nueva evangelización en la medida en que las propias culturas cristianas están siendo afectadas por el proceso de secularización, aunque de manera distinta según las áreas geográficas. Entre los signos de la nueva evangelización se incluyen las pequeñas comunidades cristianas en una gran variedad de formas, pues se han convertido en centros vivos de evangelización.
— Respecto a Oriente Medio se recordó la importancia de la presencia de los cristianos en esa zona. Además, los católicos han agradecido mucho la reciente exhortación Ecclesia in Medio Oriente y, sobre todo, la visita del Papa a Líbano. Se mencionó el esfuerzo para promover el diálogo interreligioso como instrumento de paz, y se reconocieron las dificultades a las que se tienen que enfrentar las comunidades cristianas en los países de mayoría musulmana. Al respecto, algunos participantes del Sínodo consideran la necesidad de defender con más determinación los derechos fundamentales de los cristianos en aquellos países.
— Es necesario entrar en el lenguaje de los nuevos medios de comunicación, especialmente de los electrónicos. La Iglesia necesita mejorar el arte de la comunicación partiendo de la práctica real de la comunicación social moderna.
— Respecto a las respuestas pastorales en las circunstancias actuales, se subraya la importancia de recurrir a los sacramentos de Iniciación, al Sacramento de la Penitencia y, sobre todo, de poner en el centro la Eucaristía.
— La renovación espiritual es el elemento más importante de la nueva evangelización en la medida en que implica la renovación del encuentro personal con Jesucristo y una catequesis que fomente nuestro crecimiento espiritual. Se ha destacado varias veces la importancia de las parroquias en el desarrollo de la nueva evangelización.
— Se debe impulsar el elemento educativo, especialmente para los jóvenes, como constitutivo de la nueva evangelización. Los catequistas tienen un papel crucial en la transmisión de la fe. Algunos se plantean si ha llegado la hora de dar a los catequistas un ministerio institucional y estable.
— Se ha recordado el valor de la piedad popular y de las peregrinaciones, especialmente a santuarios marianos.
— La cultura es el vínculo vital que relaciona a la persona con la comunidad y a la comunidad con la sociedad. En este sentido, se destacó la oportunidad de promover el Atrio de los Gentiles como una gran contribución a la evangelización de la cultura. Esta iniciativa busca ser un punto de encuentro entre la Iglesia e intelectuales que, aun sin ser creyentes en algunos casos, están abiertos a la trascendencia,
— En los agentes y participantes en la nueva evangelización, se prestó particular atención al papel de la familia, pues ésta representa el instrumento a través del cual la fe se transmite, incluso en las situaciones más difíciles.
— El Sínodo habló sobre el papel fundamental de las mujeres en la vida de la Iglesia y, en especial, el lugar de la madre en la familia para la transmisión de la fe.
— Otros han vuelto a recordar que el cuidado de los enfermos y de los que sufren es parte de la verdadera esencia de la evangelización. La capacidad de la Iglesia para llevar adelante sus numerosas obras de caridad, ya sea en el área de la justicia social, el servicio, la sanidad o la educación, fue vista como parte de su identidad.
— Se ha llamado la atención sobre el fenómeno migratorio. A menudo, cuando los católicos emigrantes llegan a nuevos países o ambientes dejan de practicar su fe. Darles la bienvenida y acogerles pastoralmente es también una exigencia de la nueva evangelización.
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