Señor, soy barro, bien lo sabes; frágil y maleable como él.
A veces me rompo, pero tú con amor de Padre,
recompones los fragmentos, y me das una forma nueva.
Vuelves a poner dentro de mí
tu imagen y la energía imensa de tu amor,
que me hace sentir tan fuerte y capaz de todo.
Esa es mi riqueza, mi único valor.
No permitas que el barro lo ensucie, Señor
porque es un regalo a compartir.
Que así sea!
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