Analizando la actividad de neuronas individuales durante el proceso de toma de decisiones en una serie de experimentos con primates, los autores del trabajo comprobaron sus reacciones en dos juegos con recompensa, uno de ellos en los que la rapidez de la respuesta era clave para ganar y otro en la que lo importante era la precisión de la contestación. Así fue como descubrieron la actividad neuronal en la corteza prefrontal en juegos como el conocido Pasapalabra, en los que la velocidad prima, es previa incluso a que se conozca la cuestión que se plantea. En el segundo tipo de juegos, por el contrario, la actividad neuronal no se incrementa hasta que se planteaba la pregunta, aunque sea la misma que en el caso anterior. En otras palabras, el cerebro no emplea el mismo proceso cada vez que tomamos decisiones.
De los resultados de la investigación se deduce que, “ante idéntica información, el cerebro realiza un análisis distinto si está bajo estrés de velocidad o bajo estrés de precisión”, afirma Jeffrey Shall, coautor del estudio. “Hay muchas situaciones en la vida en que el coste de no actuar es más elevado que el de equivocarse; por ejemplo, si hay que decidir si cerrar o no un reactor nuclear en caso de que sospeche que el núcleo se funde, prefiero actuar rápido y equivocarme”, reflexiona el investigador.
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