La navidad despierta en todos nosotros innumerables sentimientos que, la mayoría de la sociedad, traduce en encuentros familiares, regalos, tiempo de añoranza, recuerdos de la infancia, luces de colores, compra y venta especial, sentimientos de solidaridad, etc...
La navidad ha inspirado a artistas de todos los tiempos, a empresarios, a gobiernos...
Es como si el mundo se paralizase durante 10 días, como un paréntesis necesario para seguir sintiendo que formamos parte de algo y de alguien que va más allá del trabajo, la competitividad, el esfuerzo diario...
Toda esta vorágine de expresiones navideñas deja con frecuencia fuera "al protagonista de la película": Jesús.
Muchos de nosotros intentamos hacerle un hueco al niño en la posada de nuestro corazón, pero los adornos a veces nos lo impiden, nos quedamos con el sentimiento, con lo puramente externo.
En esta navidad quiero colocar un árbol especial que cobije al niño recién nacido, que anuncie su llegada con globos de colores anunciando que Dios se ha acercado a nosotros, que nos quiere a cada uno en particular y que viene para darnos Vida.
En cada uno de esos globos escribo el nombre de todos los países que conforman el mundo , expresando con ello que Dios ha venido para todos y que su mensaje seguirá perdurando en el tiempo.
Encar
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