Busca la luz. No te quedes con una pequeña lámpara o una linternita. Juan no es la luz. La gente que nos encandila no es la luz. Nuestros pequeños o grandes ídolos no son la luz. El Mesías es la LUZ. La única luz que puede encender nuestra mecha, esa mecha que busca ser prendida por el que es la LUZ. Esa mecha que solo queda satisfecha con una LUZ que ilumina en la oscuridad, que vence a la muerte, que elimina los odios, que nos concede la paz, que guía a aquellos que quieren adentrarse en el camino único de Belén. Y lo hace desde la alegría del brillo que ofrece el Amor.
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