En esta Navidad de 2012, alguien quiso -y lo consiguió- que la mula y el buey fueran los protagonistas. Es cierto que el evangelista Lucas podría haber citado a este par de animales en su texto (2,7), pero no lo hizo. ¿Por olvido? ¿Conscientemente? El dato es que nada se dice de la presencia del buey y la mula en Belén.
Quizá, la tradición cristiana del belén en Navidad -iniciada por Francisco de Asís que colocó a estos animales junto a José, Jesús y María- se inspiró en el texto del apócrifo bautizado en las iglesias de Occidente con el nombre de “Evangelio del pseudo Mateo” (c. siglo IV): “… María salió de la gruta, entró en un establo y dejó al niño en el pesebre, y el buey y la mula lo adoraban. Así se cumplió lo anunciado por el profeta Isaías: “El buey conoce a su amo y la mula el pesebre de su Señor”. El niño estaba en medio de los dos animales y éstos le adoraban sin cesar. Así se cumplió lo anunciado por el profeta Habacuc: “Tú te manifestarás en medio de dos animales”. Y José y María permanecieron en este lugar con el niño durante tres días.
Debo leer la primera cita del profeta y su contexto literario. Isaías denunciaba, desde el inicio de su anuncio, la corrupción de la fe de sus contemporáneos: “Oíd, cielos. Escucha tierra, que habla Yavé: Hijos he criado y educado, y ellos se han rebelado contra mí. El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende” (1,2-3).
La segunda cita, la de Habacuc -inspirada, tal vez, en el texto de Isaías-, sólo se lee así en la versión griega. ¿Añadió el traductor esa expresión al original hebreo?: “Yahvé, he oído tu fama, me ha impresionado tu obra… la darás a conocer en medio de los años, te manifestarás en medio de dos animales. Acuérdate de tu misericordia en…” (3,2).
Recuerdo, con J. Ratzinger-Benedicto XVI, que “ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno” (ver La Infancia de Jesús, Planeta). La mula y el buey con su cara de buena gente, cuando me miran desde su belén, me preguntan: ¿Conoces ya tan bien como nosotros a tu señor, Jesús de Nazaret, hermano y servidor?
Carmelo Bueno
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