El conocido dicho castellano hace referencia a que las personas o cosas que en un momento nos parecen singulares o excesivas acaban por volver a su auténtica dimensión. En El porqué de los dichos, José María Iribarren dice que el Tío Paco es un “famoso personaje proverbial, en quien representamos la experiencia, el desencanto y el desengaño”.
“La imaginación, en alas de las ilusiones, agiganta y abulta así los bienes como los males, despertando en nuestro ánimo otra esperanza, otros temores; pero el tiempo, tomando el pelaje y la catadura del tío Paco, pone las cosas en su punto, rebajándolas hasta la realidad”.
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