Vuelve tu rostro sobre el pesebre


En la plenitud de los tiempos …, cuando el anhelo ardoroso de la humanidad por un Libertador asaltaba ya los mismos cielos… , en una silenciosa noche de diciembre…, en la gruta de Belén…, desconocido de todos…, rechazado de todos…, nació Nuestro Señor Jesucristo.

Lo pregonan todas las campanas: ¡Ha nacido Cristo! Lo repiten todos los corazones: ¡Ha nacido Cristo! Brilla en todas las miradas la luz de este pensamiento: ¡Ha nacido Cristo!

¿Por qué se hizo hombre el Hijo de Dios? 

Se hizo hijo del hombre para que podamos ser hijos de Dios. Se hizo débil para robustecernos. Se dejó envolver en pañales para librarnos de los lazos del pecado. Se hizo pequeño para que fuéramos más grandes. Se hizo pobre para enriquecernos. Nace llorando para secar nuestras lágrimas. Viene a la vida en país extraño para conducirnos a la patria verdadera de los cielos. No encuentra lugar en toda la ciudad para prepararnos lugar en el reino de los cielos.

No puedes negar ante este hecho el sumo amor de Dios. Dios te ama muchísimo. Aquí está la contestación a la pregunta: ¿Por qué se hizo hombre el Hijo de Dios? Antes que tú existieses te miraba ya con amorosos ojos, y te llamaba por tu nombre… En caridad perpetua te amé, dice el Señor, que es como si te dijera: “Desde que soy Dios te amo; desde que me amo a Mí, te amo a ti; tan eterno es el amor que te tengo, como eterno soy Yo y el amor con que me amo” … En esto reconoce su caridad, porque El te amó primero antes que tú le amases y le pudieses amar.
  
Y porque te amó se comunicó a ti, se derramó a ti, y te atrajo a Sí con infinita bondad y misericordia de la nada. Te hizo ser racional, en el cual se resumen las cualidades de todos los seres creados: libre, inteligente, con capacidad de amar y ser amado. No eres un ser inanimado, no eres planta, no eres animal irracional. Por amor te hizo hombre y por amor Él se hizo hombre para amarte como hombre, como hermano, como hijo.

Porque te amó, está aquí. Ven… mira, pasa a contemplar una de las escenas más sublimes que han admirado los siglos, los ángeles, los hombres.

Vamos, acércate, entra al desmantelado portal, y verás a un Niño, envuelto en pobres y limpios pañales… recostado sobre paja en un pesebre… ¿ Sabes quién es, cómo se llama?… Es Jesús…

Fuente y texto completo: catholic.net Autor: P. Antonio Rivero 

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